En una entrevista con Efe en Valledupar (norte de Colombia), el favorito a ganar estas elecciones se mostró “contento y entusiasmado” por la respuesta que ha recibido de la mayoría de las fuerzas políticas derrotadas en la primera vuelta del 30 de mayo, a las que llamó a formar parte de un “gran acuerdo de unidad nacional”.
A ese llamamiento, hecho inmediatamente después de conocerse que fue el candidato con mayor respaldo en la primera ronda, con el 46 por ciento de los votos, se han ido sumando desde entonces los principales partidos.
El primero fue el Conservador, que ha pertenecido a la coalición de Uribe; después una importante facción del Partido Liberal, en la oposición en los últimos ocho años; y, por último, Cambio Radical, liderado por Germán Vargas Lleras, quien resultó el tercero más votado en las pasadas elecciones.
Eso significa que de convertirse en presidente el próximo 7 de agosto, fecha programada para la toma de posesión, Santos contaría con el respaldo de más del 80 por ciento del Congreso, en decir, de 232 de los 268 integrantes de las dos Cámaras, un apoyo mayor al que Uribe ha tenido en sus dos gobiernos consecutivos.
Y es que sólo se quedarían como fuerzas opositoras el Partido Verde de Antanas Mockus, su contrincante en la segunda vuelta, y el izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA), formaciones minoritarias que además irían por separado al no haber logrado una alianza para contrarrestar el peso de Santos en esta campaña.
“El país tiene necesidad de una gran reforma política que no se ha podido aprobar, una gran reforma del ordenamiento territorial, del desarrollo del país por regiones, que se ha presentado 19 veces y no ha sido posible; de una gran reforma de la justicia concertada con las Cortes”, insistió Santos.
Por eso consideró que hay “una gran oportunidad”, ya que “una mayoría de esa naturaleza no se puede desaprovechar para lograr fortalecer el sistema democrático” colombiano.
Aún así, el aspirante por el Partido de la U, que en las legislativas del pasado marzo también se hizo con la mayoría en el Congreso, dijo que por ahora se toma las cosas “sin triunfalismo” y “con humildad”.
Santos lo que busca a diez días de esta decisiva elección frente a Mockus es “un mandato del pueblo claro y contundente”.
“Eso nos da gobernabilidad”, dijo, al matizar que “el peor enemigo en este momento es el triunfalismo, la apatía y el Mundial de Fútbol”, en alusión al riesgo de una caída de la participación en las urnas por ese campeonato.
El plan que Santos que ha comenzado a presentar a lo largo y ancho del país esta semana, primero en Cali y en las últimas horas en sus feudos caribeños de Montería y Valledupar, consta de diez puntos.
Estos son creación de empleo, salud y educación para todos, corrupción cero, buen gobierno, fortalecimiento del Estado, Justicia y fin a la impunidad, agenda urbana y rural, protección del medioambiente y un giro en las relaciones internacionales para insertar a Colombia en el mundo.
Si bien Santos expresó su satisfacción por la adhesión de los partidos a esta propuesta, lo más significativo para él, reconoció, es “la respuesta de los sectores sociales, sindicatos, iglesia, afrocolombianos y etnias”.
“Ese diálogo nacional me parece una gran oportunidad, para que el país de un salto como el que dio Chile hace unos años”, matizó el candidato, al recordar que la propia ex presidenta de ese país Michelle Bachelet lo dijo la semana pasada en Bogotá: “para reducir pobreza y desempleo sólo es posible con un acuerdo nacional”.
Con estas perspectivas Santos ha retomado su campaña, ahora centrada en actos en recintos cerrados, a los que asisten invitados y no participa el pueblo.
Los motivos son varios y claros. El primero para proteger su seguridad, según reconocieron a Efe los organizadores de su campaña; pero también porque ahora Santos busca reunir en espacios reducidos a los representantes de los distintos partidos y hermanarles en las provincias para poder trabajar juntos por el futuro de Colombia.
Y es que Santos, que en el pasado perteneció al Partido Liberal, se mueve como pez en el agua en la escena política: ha sido ministro en Gobiernos liberales y conservadores y desde 2002, cuando llegó Uribe al poder, uno de sus más cercanos colaboradores.
EFE