Estos elementos se combinan para exacerbar la inflación y la escasez de bienes. Al acelerarse la inflación el gobierno busca un culpable sobre quien descargar la responsabilidad de una política económica claramente inconsistente. En ningún país del mundo gobierno alguno ha podido controlar la inflación fijando el tipo de cambio y al mismo tiempo aplicando políticas fiscales y monetarias hiper expansivas como las que han empleado las autoridades económicas de Venezuela en los últimos cinco años. Esa mezcla de políticas es la receta más eficaz para provocar una crisis económica.
Pero como a alguien hay que acusar de los errores propios, el gobierno y sus voceros han apelado a tres estribillos que algunos economistas han contribuido a propagar con el objeto de confundir más que para ayudar a explicar la inflación en Venezuela. A esos estribillos los denomino tres estupideces. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra estupidez significa “Torpeza notable en comprender las cosas”. En el gráfico adjunto se puede observar la trayectoria histórica de la inflación en Venezuela. Claramente el lapso que corre entre comienzo de los años cincuenta y mediados de los setenta fueron de baja inflación, incluso inferior a la inflación de los países desarrollados. Quiere decir que algo se hizo bien en ese tiempo y que después de los años setenta todo se hizo mal y los precios comenzaron a subir. Cuando la inflación era baja nadie hablaba de especulación ni de elevadas ganancias que hacía que supuestamente la inflación aumentara.
La primera estupidez se puede enunciar como sigue: “La economía venezolana es monopólica y por tanto, sufre de alta inflación”. No hay un estudio serio que avale la tesis de que la estructura de la economía venezolana como un todo esté dominada por monopolios. Donde si existe una considerable concentración de mercado es en la provisión de bienes y servicios que presta el Estado, tal como ocurre en la producción de petróleo, acero, aluminio, electricidad, telefonía fija, cemento, entre otros. Ciertamente, el proceso de formación de precios de un de mercado competitivo y otro monopólico es radicalmente distinto. El monopolio por su dominio sobre el mercado suele producir menos a precios más elevados que en un mercado competitivo. Pero el hecho que el precio sea más alto en el monopolio no significa que si hubiese una economía monopolizada, la inflación sea mayor, porque una cosa es precios elevados y otra muy distinta que esos precios aumenten permanentemente. La inflación se define como el alza sostenida de los precios, no que los precios sean altos.
La segunda estupidez se expone como sigue: “En Venezuela no hay inflación sino especulación”. Esta apreciación sobre la inflación es muy popular y ha ayudado a muchos gobiernos a evadir su responsabilidad y justificar sus errores. Ese enunciado no resiste la más mínina consideración porque ha habido periodos donde los precios se han estabilizado y su crecimiento ha estado en línea con la inflación internacional. Además, habría que preguntar ¿Qué explica la especulación? En un mercado de bienes competitivos no puede haber especulación entendida ésta como el proceso de comprar barato para vender caro. Menos todavía en el caso de los bienes no durables y perecederos. La especulación es un término relacionado con el mercado bursátil, donde se compra un bono o una acción de una empresa a un precio y se espera que suba para venderlo y obtener una ganancia.
La tercera estupidez se expresa así: “En Venezuela los márgenes de ganancia son muy altos y por eso la inflación también es alta”. Si hubiese márgenes de ganancia elevados, ello implicaría que otros productores entrarían al mercado, producirían más y los precios bajarían o dejarían de aumentar. Además, el alto margen de ganancia puede explicar que los precios pueden ser altos pero no que suban constantemente. En el fondo de las tres estupideces subyace algo elemental: quienes dicen estupideces no entienden lo que significa la inflación, que no es otra cosa que el alza sostenida y generalizada de los precios y que ello obedece a causas macroeconómicas.