La crisis política en Venezuela tiene al gobierno de Nicolás Maduro en serios aprietos. Desde las elecciones parlamentarias del año 2015 los sectores opositores venezolanos no habían logrado reencontrarse. Los hechos actuales certifican lo contemplado en los estudios de opinión pública desde hace varios años, y es que el 87% de la población venezolana rechaza a Maduro. Sin embargo, durante años se debatía por qué los sectores políticos opositores del país no sabían administrar tal rechazo. En la actual situación se visualiza que la oposición comprendió de nuevo que unidos son una fuerza y desunidos solo son una opción. Hoy en día una gran masa popular que tiene muchas ganas de salir de la angustiante crisis económica logró conseguir de nuevo una vocería política en Guaidó, viendo en él un líder que pueda direccionar una agenda de acciones y sobretodo un aliento que les devuelve las esperanzas y sobretodo la confianza para retomar la calle.
Las actividades emprendidas por la oposición demuestran el diseño de una estrategia más acertada y tácticas establecidas por etapas en las cuales se aprovecha el apoyo del gobierno de los Estados Unidos con sus aliados y se trabaja a lo interno del país para convencer a los sectores militares, a quienes se les está ofreciendo una oportunidad de rehacer sus vidas en medio de una ley de Amnistía la cual permite evitar sanciones y persecuciones. Asimismo, de la mano con el trabajo en el sector militar se hacen esfuerzos para lograr lo mismo con funcionarios públicos que aún se muestran simpatizantes al oficialismo para intentar reconquistarlos evitando la discriminación política. Son momentos de sumar voluntades en un país que necesita lograr el perdón entre las ideologías enfrentadas. Los venezolanos nos merecemos vivir en paz y que entre todos logremos superar los años de divisiones y confrontaciones.
Desde el momento en el que Juan Guaidó decide ejercer la acción pública de proclamarse Presidente Interino, entendiendo sus implicaciones, sin ninguna duda realizó un acto denominado en las Ciencias Políticas como la “Gran Apuesta”, todo o nada, comprendiendo la oportunidad que tiene de convertirse en el líder de la oposición que logra enfrentar a Maduro y presionarlo para que deponga el poder en medio de una fuerte presión nacional e internacional. Guaidó está claro que no hay retorno a la decisión tomada, es una lucha cuerpo a cuerpo que al final tendrá un vencedor y un vencido. Los vientos están soplando a favor de la oposición, solo que no son momentos de subestimar a los aliados a Maduro que cuentan con mecanismos de defensa que han demostrado en el tiempo que son capaces de recuperarse de las cenizas, como lo ocurrido con el paro petrolero (2002), referéndum revocatorio (2004), protestas del año 2014 y 2017, la revolución en este momento se encuentra en su peor momento, pero sin duda intentará por todas las vías defenderse.
La estrategia de acorralar al gobierno, quizás no es la más oportuna porque un acorralado siempre buscará la manera de sobrevivir y es capaz de todo. Hay que recordar que en el año 2002 Chávez solicitó que fuera trasladado a Cuba y el radicalismo del momento no lo permitió. En esta oportunidad la oposición política venezolana debe ser muy coherente en su discurso y acciones, evitar el manejo de las emociones de triunfalismo y los ciudadanos, seguidores de la oposición, en este momento deben bajar su ansiedad y darle un voto de confianza a quienes están dirigiendo esta etapa del conflicto, debido a que, de no manejar adecuadamente el actual escenario podría convertirse en la última oportunidad real de vencer al gobierno. Como lo dijo Majerlyn Fujita “Cuando a un jugador de ajedrez le advierten que está en jaque buscará siempre las maneras de proteger al rey”.
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S.H. Jesús Castillo Molleda (Politólogo, Profesor, Emprendedor, Locutor)