El ministro japonés de Finanzas, Yoshihiko Noda, explicó en una conferencia de prensa que la reciente apreciación del yen, valor refugio, provocaba «una desestabilización de la economía y las finanzas» niponas, algo «intolerable» para las autoridades.
El yen no paró de subir en las últimas semanas hasta alcanzar su nivel más alto en 15 años ante el dólar y en 9 años frente al euro.
La divisa japonesa es objeto de compras masivas, en parte especulativas, teniendo en cuenta las incertidumbres vinculadas con la coyuntura occidental.
Tras la intervención del gobierno japonés, el yen cayó permitiendo que el dólar volviese a pasar por encima del umbral de los 85 yenes y el euro por encima de los 110 yenes.
De su lado, la Bolsa de Tokio cerró en fuerte alza con el índice Nikkei ganando 2,34%, a 9.516,56 puntos.
«Seguiremos observando el movimiento del mercado y actuaremos con decisión, incluso a través de una intervención si fuera necesario», advirtió Noda.
Las autoridades japonesas habían alzado el tono en los últimos días, dejando a entender que intervendrían llegado el caso para frenar una situación que perjudica a los grandes exportadores nipones y fragiliza el tejido industrial del archipiélago.
El gobierno entró en acción justo después de la reelección el martes de Naoto Kan como presidente del Partido Demócrata de Japón (PDJ, centro-izquierda, en el poder) frente a su rival Ichiro Ozawa, un influyente veterano de la política nipona.
En ese sentido, reforzado por su amplia victoria, Kan mostró a los círculos empresariales y financieros que reclamaban esta medida desde hacía mucho tiempo.
«Lo más importante para Japón es mostrar a los especuladores del mercado cambiario que se pueden tomar medidas para frenar el alza del yen», celebró el presidente de la Bolsa de Tokio, Atsushi Saito.
El primer ministro también envió un mensaje al entorno de Ozawa, partidario de una rápida intervención.
«Kan tiene que negociar para obtener el apoyo de los amigos de Ozawa» y evitar una ruptura en su partido, subrayó el analista Richard Jerram, del gabinete de estudios económicos Macquarie.
Además, Kan buscó llevar tranquilidad sobre su capacidad de iniciativa al aprobar esta intervención unilateral, efectuada sin consultar a otros países.
Presentándose como un hombre de acción, Kan quiere volver creible su objetivo de «devolver la salud al país» a partir del «empleo», en momento en que Japón tiene un índice de desempleo del 5%, una tasa elevada para sus estándares.