… Seguridad Nuclear japonés precisó que había situado el accidente en nivel 7 «provisoriamente», en «base a medidas de yodo y cesio registradas en el medio ambiente», pero que la decisión definitiva estará a cargo de un comité de expertos internacionales.
Al mismo tiempo, sin embargo, el Servicio precisó que el nivel de las emisiones radiactivas registrado desde el inicio del accidente nuclear de Fukushima sólo equivalía a un 10% de las medidas realizadas en 1986 tras la catástrofe de la central ucraniana.
Las medidas disponibles de la radiactividad que escapó de la central de Fukushima «muestran niveles equivalentes al nivel 7», declaró un responsable del Servicio, un ente oficial. «En Fukushima hubo emisiones de vapor y humo, pero no de la misma amplitud y naturaleza que en Chernobil», agregó.
La explosión del reactor Nº 4 de la central de Ucrania, el 26 de abril de 1986, había emitido en diez días cerca de 12.000 millones de becquereles en el medio ambiente, o sea, 30.000 veces más que el conjunto de las emisiones radiactivas atmosféricas anuales en el mundo.
Hasta este martes, el servicio de seguridad japonés ubicaba el accidente del 11 de marzo en el nivel 5, lo que corresponde a un «accidente con consecuencias de mayor alcance», mientras que su homólogo francés lo consideraba de nivel 6, es decir, «importante».
El primer ministro japonés, Naoto Kan, aseguró este martes que la situación en la accidentada planta nuclear de Fukushima «se está estabilizando paso a paso» y que los escapes radiactivos se están reduciendo.
Muchos países reforzaron el control, e incluso prohibieron, de los alimentos importados de Japón, que registra una importante caída del turismo.
En Fukushima Nº 1, los técnicos continuaban desafiando las radiaciones para reactivar los sistemas de enfriamiento de los reactores, dañados por el sismo y el tsunami del 11 de marzo.
El lunes, el gobierno se había mostrado prudentemente optimista, estimando que «el riesgo de que la situación en la central se deteriore y desemboque en un nuevo escape radiactivo mayor se había reducido considerablemente».
Al mismo tiempo, el gobierno había anunciado nuevas evacuaciones más allá de la zona de exclusión de 20 kilómetros en función de las medidas de radiactividad.
La región de Fukushima, principalmente agrícola, podría quedar inhabilitada durante años, como sucede en Chernobil, donde existe una zona de exclusión de 30 kilómetros desde hace 25 años.
Más al norte, unos 150.000 damnificados del tsunami siguen viviendo en escuelas, gimnasios o salas comunales transformadas en albergues a la espera de que se construyan las 70.000 viviendas provisionales prometidas por el gobierno.
En muchos casos, a la tristeza de haber perdido todo se suma el estrés provocado por las 400 réplicas de magnitud 5 o superior registradas después del sismo del 11 de marzo.
Una de las réplicas más fuertes de los últimos días, de magnitud 6,6, provocó deslizamientos de terreno y la muerte de tres personas. El epicentro de ese sismo estaba situado a una profundidad de 13 kilómetros y a unos 160 kilómetros de Tokio, la capital japonesa, que desde hace años espera y se prepara para el ‘Big One’, un sismo gigante con consecuencias devastadoras inimaginables.