El fenómeno comenzó hace un par de años, en agosto de 2008, cuando pocas semanas después de su llegada al poder el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobó un decreto por el que autorizaba a los distintos ayuntamientos del país a aprobar sus propias ordenanzas en todo aquello que concierne a la seguridad y el orden público.
El resultado es que, desde entonces, alcaldes de aquí y de allá se han lanzado desaforadamente a legislar sobre las más diversas materias y los más extravagantes asuntos, imponiendo multas a los infractores.
Nadie sabe a ciencia cierta cuantas ordenanzas municipales han entrado en vigor en nombre de ese bendito decreto, pero lo que es seguro es que se cuentan por centenares. La última está previsto que la apruebe hoy mismo la junta municipal de Castellmmare, una localidad del litoral napolitano que, en nombre de la “decencia”, está decidida a que las señoras o señoritas que se paseen por sus paraje vistiendo “ropas sucintas, minifaldas o vestidos escotados” sean castigadas a pagar multas de hasta 500 euros.
Prohibido jugar a la pelota
La muy recatada Eraclea, una localidad veneciana, donde está rigurosamente prohibido bajo pena de multa el pasear ¡¡¡por la playa!!! sin llevar puesta al menos una camiseta. Además, también está prohibido jugar a la pelota, construir castillos de arena y coger conchas.
Y qué decir de Eboli, una localidad de Salerno, donde las parejas que sean pilladas en el interior de un coche en actitud amorosa en la zona de Palasele (conocida precisamente por ser uno de los lugares de encuentro favoritos de los enamorados del lugar) podrán ser castigadas a pagar hasta 500 euros de multa.
Por no hablar de Venecia y la localidad toscana de Lucca, donde dar de comer a las palomas se castiga con una sanción de 500 euros. Y, por lo que más quiera, si pasa por Cesena (a 35 kilómetros de Rávena) absténgase no sólo de alimentar a las palomas sino también de dar de comer a un gatito callejero: en ambos casos le pueden caer hasta 520 euros de multa.
Por su parte en Sanremo, la localidad sede del famoso festival de música, no sólo está prohibido recurrir a los servicios de las prostitutas sino incluso hablar con ellas, así que mucho ojito…
Prohibido intercambiar efusiones amorosas en el coche, prohibido hacer castillos de arena en la playa, prohibido sentarse en las escaleras de los edificios históricos, prohibido comerse un bocata por la calle, prohibido usar chancletas, prohibido surcar la orilla del mar en patinete, prohibido hablar con prostitutas, prohibido llevar minifalda o vestidos de generoso escote. Prohibido, prohibido, prohibido.
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