Los supuestos “errores” matemáticos en los cuales ha incurrido el desgobierno para la recuperación económica del país, es de estimarse sean inducidos, concientemente, por la caterva castro-cubana-venezolana, en cuyas manos está la reconstrucción/devastación del país lo que induce, explícitamente, a acabar, ipso facto, con los empresarios, comerciantes y productores independientes a fin de sojuzgar a la población, neutralizando su capacidad de rebelarse a causa del hambre, la carestía, la censura, la represión extrema y otras tantas barbaries que promueve el socialismo y comunismo, tal y como lo hicieran en Italia, Hungría, Polonia, Alemania, Yugoslavia, China, Siria y en la URSS de Joseph Stalin, aparte de la Cuba de los Castro.
Quizá, por orgullo, así como por el perfeccionismo que ostenta la filosofía comunista, el oficialismo no rectifique, públicamente, su desviación de lo que parece normal y justo (aberración). No obstante, son tantas las contradicciones/incongruencias como las recién ejemplificadas por la clase política que nos desgobierna, sin reparar en el menor indicio de autorreflexión, con base en un poder popular que, tarde o temprano, les execrerá porque nadie vive de idilios, floripondios, sofismas y rimbombancias, que ha originado una crisis sociopolítica sin parangón en la vida institucional de Venezuela, producto del paroxismo por la revolución cubana, furor de las juventudes latinoamericanas, década 1960, mediante promoción de guerrilas urbanas y rurales, cuando sinnúmero de jóvenes truncan sus mejores momentos por el seguimiento a una causa satánica y retardatoria, cuyos placeres estamos disfrutando, hoy día, letalmente, y sin expectativas cercanas al deslastre.
Y, solo con nuestra confianza puesta en Dios.