Uno de los logros exitosos más ostensibles del gobierno pseudobolivariano, desde que se iniciara a fines del siglo pasado -1999- es la emigración de connacionales, de diferentes grupos etarios, por insuficiencia de la producción, por coacción política (disensión), social (inseguridad personal), por esperanza de un mejoramiento económico rápido (¿?), motivos principales por los cuales hoy día emigra tanto venezolano; sobre todo, muy jóvenes y hasta cincuentones. Una población no solo disminuye por exceso de defunciones sobre los nacimientos, sino por emigración: “acto de dejar o abandonar, sensiblemente, una persona, familia o pueblo, el país donde naciera para radicarse temporal o definitivamente en otra nación. Y, constituye una especie de nomadismo internacional –uno de los fenómenos más trascendentales de la época contemporánea-
Hoy por hoy, el sitio predilecto por quienes desean huir de la crisis socioeconómica, que ahora nos agobia, es los EEUU, la Comunidad Europea y países del cono sur. Esperemos no se llegue al extremo de que pudiera haber más venezolanos e hijos de éstos por aquellos lares que en Venezuela, tal y como ocurriese entre Irlanda y EUA. Análoga a la “Tfoot`za” o diáspora judía, se fomenta la diáspora venezolana.
Paradójicamente, la inmigración es el arribo a un país de personas o familias procedentes de otras regiones o países, en la búsqueda de un mejoramiento económico.
En general, la inmigración pudiera beneficiar a los países que la reciben, ya que les proporcionan mano de obra para las explotaciones agroindustriales y otras. Existe, no obstante, inmigración no deseable e inmigración excesiva contra las que se toman medidas en algunos países y afloran los sentimientos xenófobos, tal y como ahora ocurre con venezolanos radicados en Panamá, incluso en México.