Es lo que ha constituido esa tal XVII Cumbre de Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) objetados, justamente, por ser afectos a la filosofía del fracaso, sus ataques a medios de comunicación, corrupción, ojerizas políticas, inquisidores del disentimiento –opositores a su gobierno- son quizá algunos de los muchos señalamientos que, contra estos estados y sus líderes flamantes, formulan diversos organismos abocados a la defensa de los DD HH, de entre quienes sobresale el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, cuan Calígula contemporáneo, conocido por sus excesos y malversación, pese a que su pueblo sufre la inflación más alta del planeta, así como por su terrorismo de Estado y represión severa a los opositores, hacia quienes ostentan actitudes repulsivas por tratarse de un sistema retardatorio, comprobado desde la Perestroika, que en ruso traduce “reestructuración” (¿?).
Acto dispendioso y estéril, cuyo monto asciende a un equivalente de 10 veces el presupuesto anual del estado Nueva Esparta o a unas 24 millones de bolsas CLAP, comparables a unos 160 millones de euros, análogos a unos U $ 18 MM., solo en logística, además de la parafernalia en seguridad a personalidades, quienes en representación de la “prédica a la envidia”, tal y como sir Winston Churchill denominara al comunismo, coincidiesen en Margarita, asesorados por los hnos Castro, sobre las bases de paz en los camposantos, silencio en las ergástulas políticas y distribución igualitaria de la miseria, donde todos funjamos de gamines agradecidos.
Culmina con la iniciativa de impulsar un cambio ante NU, a lo que el presidente don Nicolás Maduro, ahora también presidente pro tempore del Mnoal ha indicado que el objetivo del movimiento es “lograr la democratización en este sistema y la transformación del Consejo de Seguridad de la ONU”. Obviamente, le aterra verse solo por un ratito ante una intervención justificada en un país con crisis humanitaria tal y como ahora, meridianamente, la sufre Venezuela entera.
Ínterin, Margarita ha vuelto a su rutina habitual, en plan de sobrevivencia consumada.