Isaías Márquez, Comercialización Agrícola, Intermediarios y Productividad.
CARACAS, VENEZUELA.- La cosecha y el mercadeo de una parte significativa de nuestros productos agropecuarios (cerca de un 90 por ciento, según Fedeagro) se halla ante una cadena, urdida, sobremanera, de intermediarios –roscas- que, a criterio de los productores, afecta tanto a ellos como al consumidor final.
Aunque las cadenas de sutomercados y expendios formales negocian, directamente, con los agricultores y/o productores, tal sistema cubre, apenas, a unos pocos rubros. Ínterin, otros, tales como los lácteos, cereales, carnes, frutas y leguminosas, continúan a manos de intermediarios indefinidos u ocasionales, que se aúnan entre acopiadores/acaparadores, locales y foráneos, seleccionadores y msyoristas, quienes ganan, finalmente, los contratos de provisión, como proveedores exclusivos de los supermercados. El problema más crítico se observa con los productos frágiles entrantes de minifundios, cuyo destino son minitiendas y comercio informal. Según pesquisas, hay casos en que se ha detectado hasta unos ocho mediadores antes de que un producto determinado llegue al consumidor final. Sinembargo, también hay alimentos que salen, directamente, de la finca al supermercado o a la procesadora sgroindustrial. Asimismo, la cantidad de mediadores en el mercadeo pende no solo del producto sino del tipo de productor (pequeño, mediano o grande, entre los que participan las Pymes), así como el mercado para el cual se destina la producción.
Pero, la mayor problemática podría hallarse entre los intermediarios de frutas de producción casera, artesanal o huertas comunitarias (recolector, acopiador, trasportista, mayorista, tendero o minorista, razón esta por la cual convendría que los productores se organicen en asociaciones o cooperativas y vendan, directamente, sus cosechas; así, disfrutarían de pingües beneficios y consiguiente productividad, pues la intermediación impide el crecimiento de algunos rubros, como por ejemplo, café y cacao. De ahí, la imposición de los precios y forja de una economía de mercado.
Aunque las fallas de mercadeo no representan el problema único que encaran las comunidades agrícolas, sí es uno de los más relevantes. Por tanto, una vez canalizado, podría mejorarse, notoriamente, su calidad de vida.