No ocurre por coincidencia o azar, pero en la planificación de su estrategia participa el entonces general Antonio José de Sucre, quien mediante maniobras de diversión aisla del campo de acciones al mejor estratega del ejército realista, general José Pereira, mediante órdenes muy precisas y oportunas al general Francisco Bermúdez, quien ejecuta las acciones (4-5/1821), mientras el Libertador Simón Bolívar concentra las tropas en San Carlos.
El plan de Sucre debilita las fuerzas mermadas de la monarquía española (batallón Valencey) que, sin pena ni gloria, huye hacia Puerto Cabello por la ruta Bárbula-San Esteban.
Tras la Campaña de Carabobo, que Bolívar culmina con todo honor, el 24/6/1821, en el campo donde Venezuela logra su libertad definitiva, pero no total del yugo español, Puerto Cabello queda como último bastión de la corona en territorio venezolano, bajo las órdenes del brigadier Sebastián de la Calzada, quien desde 8/1823 a causa de la capitulación de Morales en Maracaibo, queda como gobernador militar de dicha plaza, cuyas operaciones dirige desde el fortín o fuerte Mirador de Solano.
Pero, la noche entre los días 7-8/11/1823 el ejército a cargo del general José Antonio Páez toma por asalto la ciudadela de Puerto Cabello. Surge un proceso de rendición incruento ya que los realistas se trasladan en buques de la Gran Colombia hacia Cuba, otro bastión español hasta 1898, junto con Puerto Rico, inspiradas en los ideales resonantes del Libertador Simón Bolívar.
Y, es con esta acción, otra de las glorias del general Páez, como culmina el proceso independentista, que se inicia desde el 31/7/1817 en La Asunción cuando el coronel Francisco Esteban Gómez vence a los realistas en la batalla de Matasiete, que desde 1816 es bastión de los patriotas.