Psicológicamente, autoestima es la autovaloración de uno mismo, de la propia personalidad, de las actitudes y de las habilidades, que son cualidades o características básicas de toda identidad personal, que se forja desde la infancia y depende, directamente, de la relación con las personas significativas –los padres-, fundamentalmente, quienes ayudan a desarrollarla, condición que pudiera influir, notablemente, durante toda la adultez. También pudiésemos llamarla “amor propio”: consideración y estima que una persona siente por ella misma y por la cual espera ser considerado y estimado por los demás.
Pues bien, expuestos tales conceptos con toda propiedad pudiéramos inferir que el presidente, señor don Nicolás Maduro Moros, evidencia una autoestima ínfima, ya que tras el acto de masas tan contundente, sobremanera, a lleno total por todos los cuadrantes de la Gran Caracas y otras ciudades del país, en rechazo a su gobierno, ya manifiesto desde el 6/12 pasado, es como para que reflexione y humildemente presente su renuncia y no salga con una de sus tantas sandeces habituales heredadas del presidente extinto, como la cursilería de que, con estentórea: “estamos ahora tras la captura de quienes ordenaron hoy masacrar al pueblo”, quizá pensando en el 22/4/2002, cuando un irresponsable del propio gobierno azuza al chavismo salir a la calle en armas, a objeto de defenderlo, con el encuentro fatal en Puente Llaguno y sus adyacencias. Como tantos otros que se le ofrecerán, es el momento oportuno de salida por la puerta grande. Y, de pase a la posteridad en la vida/evolución institucional de la nación, hoy día agobiada por tantos desaciertos durante casi 20 años bajo un sistema retardatorio, execrado de las comunidades nacionales, donde se ha instaurado. Por ejemplo: la RFSY de Tito, hoy Croacia.
Isaías Márquez