Aunque desde 2014 el combustible está exento del pago de IVA, aún así, su precio no deja de ser un impuesto parafiscal, equivalente a casi un 52 porciento de su costo; la diferencia, es un pago que el Estado absorbe a manera de subsidio, erogación que ya no puede atender en virtud de la caída de PDVSA por desinversión, sanciones y otros bien conocidos y precisados, que holgaría reiterar. En Efecto, a objeto de compensar la disminución de la renta petrolera, una de las razones de nuestras crisis socioeconómica y sociopolítica, al régimen no queda otra alternativa sino indexarla a precios internacionales, lo cual no va a resolver el problema de suministro, sino que más bien está aportando otra cuota de refuerzo al mercado negro y a las mafias con su poder arbitrario en las colas para surtirse en las estaciones de servicio.
Obviamente, y aunque ello no justifique la escasez de combustible, el subsidio genera pérdidas al Estado, tal y como lo vivimos durante la mal denominada IV república, pues cada litro que produce cuesta a PDVSA unos 2,8 bolívares digitales. Pero, con la actualización de precios, indexados internacionalmente, a los conductores se permitirá llenar sus vehículos hasta 120l/mes con gasolina subsidiada a un costo de cinco mil bolívares digitales por mes, equivalente a unos USD tres céntimos por litro, mientras que las motocicletas dispondrán de una cuota de hasta unos 60 l.
No obstante, según el presidente NM, el combustible para transporte público y de carga continuará subsidiado. Sinembargo, el aumento del di’esel a unos USD 0,50 en plena escasez (superior a un 70 porciento) hace presumir la pérdida de dicho sunsidio. Asimismo, el sector agrícola mantiene su escepticismo y dudas sobre la efectividad y duración del mismo, pues la escasez de combustible hace que los productores paguen entre USD tres/cuatro/litro a objeto de cubrir sus necesidades, cuando el precio regulado de diésel es de unos USD 0,50/l.
La solventación del problema no está en el nuevo esquema de precios y suministro, sino en que no persista la escasez, que mantiene paralizado al sector agropecuario en más de un 70 porciento, con pérdida de cosechas, así como de productos perecederos, como los lácteos, reiteramos.