Ante la disyuntiva si “Venezuela se retiraba este sábado de la OEA o no, dependiendo a quien preguntásemos”y la premisa: “parece que Maduro se va de la OEA Y Guaidó está entrando” del director del Centro de Análisis Diálogo Interamericano, Michael Shifter, ante la parafernalia quijotesca de Micolás Maduro, cuando desde el 26/4/2017 pretendió a través de su canciller la renuncia de Venezuela a continuar en dicho organismo, además de un manifiesto de denuncia por injerencia en sus asuntos internos y de agresión al régimen de parte del secretario general, Luis Almagro, en defensa de una soberanía muy cuestionable ya que existe, hoy por hoy, una injerencia puntual cubanorrusochina, por acreencias como proveedores de armamento, que se obvia en las áreas petroleras y mineras, zonas estratégicas de esencia político-militar.
Ante tales pretensiones segregacionistas Guaidó ae impuso en la OEA y logra poder para influir en Latino américa ya que rompió el equilibrio precario que se imponía en la OEA, mediante el cual un número reducido, pero suficiente de países, impedía las decisiones de la mayoría, sobreentendiéndose que las mismas fuesen adoptadas, siempre, con el voto favorable de unos dos tercios de los participantes.
Empecinado en su idea del injerencismo, el régimen concibió, vanamente, que había introducido algo como un chip en este organismo internacional, con vencimiento el 27/4/2019, quizá creído de que una vez fuera del mismo, quedaría libre con su tiranía, haciendo y deshaciendo a su afán.
Nuestra misión ante la OEA reforzará, más aún, la preeminencia y autenticidad del presidente interino Juan Guaidó, ya identificado por más de unos 54 países.
Al régimen solo le quedará, por presuntuoso, inferirse otro haraquiri político.