Tan abrupta su fragmentación a causa, entre otras, del individualismo, ambiciones personales más la autosuficiencia del bloque opositor que al fin se autocondenan, tal y como actuaran durante el lapso 1958-1998, cuando ante las necesidades, peticiones y/o exigencias del pueblo se hiciesen de la vista gorda y premiando a alguien más o menos notable que osara criticarles constructivamente, con bozales de arepa.
Pues bien, el destino es implacable y en la vida hay sucesos que no pueden evitarse ya que por más que nos esforcemos, tarde o temprano habrá que hacerles frente.
Muy soñadores los integrantes MUD durante sus mandatos y luego como bloque opositor van a la zaga del chavismo/madurismo sin éxito alguno ya que el desconcierto y desesperanza a falta de planes y ofertas concretas, dan al traste de su “UNIDAD”.
Y, ahora, el viento y la soledad se apoderan de su fracaso aplastante, resultado de jugar con el diálogo que se había propuesto, cuyas reuniones en República Dominicana, lejos de la tensión y el bullicio criollo surtieron efecto nulo.
En conclusión, tras no cristalizar el diálogo MUD/gobierno, se apela por un error craso: promover el abstencionismo dizque por falta de garantías electorales, a lo que el oficialismo supo, astutamente, sacar provecho y logra una “asistencia considerable”.
Pues si hubo fraude, ¿qué le ocurrió a la MUD, cuyos representantes no hacen el menor intento de apelación ante los resultados que dan por ganador a Maduro? El que calla otorga: su silencio dio a entender la aprobación de tal triunfo.
No les queda más que resignarse y dejarse de manguareos políticos porque los venezolanos están muy pilas ante su actitud y capacidad en la consideración de la problemática sociopolítica que hoy día experimentamos.