Pese a las restricciones que ha impuesto la OPEP a objeto de equilibrar la producción y precio del crudo, el gobierno venezolano aprobó 1000 millones de dólares a fin de “incrementar” la producción petrolera, pues la misma OPEP ha pronosticado desde julio pasado el aumento de la demanda/producción petrolera a causa del crecimiento de la economía mundial en un 3,6 % durante 2019 ya que para bien y/o mal, los indicadores señalan que los hidrocarburos continuarán como la fuente principal de energía en nuestro planeta y que la sola forma de atender tal demanda, sería mediante la aplicación de adelantos tecnológicos non plus ultra en todos y cada uno de los procesos que rigen la industria petrolera, a objeto de lograr la reducción de costos, optimar la producción y la capacidad de procesamiento de crudo; la demanda quizá supere los 100,26 MMbd e indica que sus 14 integrantes, pues a partir de enero Qatar sale del grupo, estarían preparados para “garantir” el equilibrio del mercado mediante el suministro suficiente y oportuno de petróleo, ante una expectativa basada en que no habrá reducción por la “guerra comercial” de aranceles, tal y como la recién ocurrida EEUU/China.
En cuanto a tecnología, los adelantos consistirían en pasar de la producción de yacimientos superficiales y procesamiento de los crudos livianos con operaciones básicas hacia áreas de hidrocarburos pesados, extrapesados o yacimientos no convencionales e incluso a ambientes de aguas profundas costa afuera, donde los retos tecnológicos podrían marcar la diferencia entre el éxito/logro y/o el fracaso.
En nuestro caso particular, sería muy necesario adaptar e innovar, tecnológica y técnicamente, desde cuando se inicia el desarrollo de la cuenca del lago de Maracaibo hasta los campos superficiales de oriente.
Con tal inversión, aunada a los 5000 millones USD para la adecuación de PDVSA aspiramos que los índices de rentabilidad económica logren satisfacer las expectativas forjadas.
Se trata de un tema sobre el que todos, especialmente los medios, debemos estar a la expectativa y atentos al programa a desarrollarse ya que sus resultados podrían marcar una diferencia trascendental entre el éxito y el fracaso, oportunidad que, raramente, se repetiría en tiempo y espacio.
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