Desde 1999 Venezuela viene confrontando una crisis socioeconómica, que se aviva, sobremanera, puesto que el diálogo y/o negociaciones gobierno-oposición más la actitud errática del oficialismo, las diferencias dentro de la MUD y la celebración de comicios cuestionados, las sanciones y pronunciamientos a cargo de la comunidad internacional que la ha aislado de toda participación ha generado una situación de incertidumbre que invade a todos los ámbitos en relación con la perspectiva país.
Toda crisis sociopolítica tiene repercuciones negativas sobre la población y/o sociedad de un país, a través de su economía, materia muy sensible a cualesquiera crisis, sobre todo por su condición de monoproductor, como el caso de Venezuela, cuyo recurso principal de exportación depende del mercado oferta/demanda, además de las limitaciones de producción que impone la OPEP.
Para colmo de males, la política económica más relevante del gobierno durante estos 19 años se ha caracterizado por expropiaciones, incrementos compulsivos de salario nínimo, emisión de dinero inorgánico (burbuja), PIB, con caída sobre un 6,0 % e imprtaciones /exportaciones en más de un 15%, según INE.
Segín la Agencia Internacional de Energía, En 6/2016 la producción petrolera venezolana cayó al mínimo de 13 años, equivalente a unos 2,18 MMBD, el nivel más bajo desde 2/2003.
Ahora, EEUU se dispone a incluir a Venezuela en la lista de patrocinadores del terrorismo, por las relaciones del chavismo con la ETA. Hoy por hoy, solo figuran en esta lista: Irán, Corea del Norte, Sudán y Siria. Obama retiró de la misma a Cuba cuando restableció relaciones con la isla caribeña.
La inclusión en dicha lista implica una serie de sanciones muy estrictas sobre Venezuela ya que no podrá recibir ayudas norteamericanas; tampoco puede negociar armamento en los EUA. Asimismo, se le bloquean los créditos en el Banco Mundial y cualesquiera transacciones comerciales quedan sujetas al control del Gobierno estadounidense. Restricciones que se añaden a una espiral inflacionaria abrupta, aparte de la carestía de alimentos y medicinas que agobia al país.
Desde Washington se monitorea los nexos de Venezuela con organizaciones terroristas internacionales, asunto que, quizá se trate, no dudamos, de un infundio tendencioso.