Durante un espacio estéril de unos 227 minutos el señor presidente Nicolás Maduro Moros pretendió ante su ANC, mediante banalidades, rendir memoria y cuenta de su ejercicio 2018, a cuya presentación dio inicio sin pronunciar el vocativo protocolar dirigiendo infundios a la oposición, cuyo preámbulo era indicación clara e inequívoca de que el recaudo a consignar estaría plagado de imprecisiones además de muestras de veleidad por omisión y socerías, pues no demostró un solo hecho de relevancia tangible, sino proyectos tipo castillos de arena, como por ejemplo: el incremento de la producción petrolera sin redacción de un proyecto ambicioso.
En relación con la economía expuso algunas cifras etéreas, pues el día a día nos sugiere otras connotaciones muy apartadas de dichas muestras.
Sobre salud pública también se refirió a actividades que deberían programarse, anualmente, ya que son de carácter rutinario, tales como las campañas de vacunación.
Por otra parte, no hizo referencia a las estadísticas del “boletín epidemiológico”, muy críticas en cuanto a mortalidad infantil y neonatal, pues el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) está muy preocupado por las estadísticas de mortalidad materno infantil, que divulgó el MPPS durante 5/2017, cuando la mortalidad infantil subió a 30,1 % y la maternal a 65,79 %, tendencia que aún persiste, en virtud del deterioro progresivo de la infraestructura hospitalaria, así como de la carencia de insumos y medicinas.
Sobre educación se refirió, ligeramente, a la cantidad de planteles en actividad, pero eludió los planteles privados que han clausurado por los costos de mantenimiento y nóminas.
Sin reparar en su exposición tan farragosa y anodina, culminó filosofante.