Muy relevanteante sería que el Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT) explicara al sector agropecuario los parámetros, variables y/o criterios analizados para la financiación de los ciclos de siembra ya que por el desvarío de aprobar cerca de unos 1,5 millones de dólares cuando el ciclo había expirado ese despacho ostenta que los procesos presentan una acefalía notoria y que, además, existen pocos o ningún control estadístico sobre la relación costo/rendimiento/ha de los recursos, ciclos de lluvias, temporadas de cosechas, vitales en tiempos tan convulsos, tal y como los de ahora, en vrtud de que una falla (pelón) de tal medida podría comportar una pérdida cuantiosa de recursos que mal podríamos darnos el lujo de arriesgarlos o considerarse irrecuperables ante tantas necesidades perentorias de la población, pues parece que el vicio de las cajitas CLAP, más escuetas cada vez, podría paliar las deficiencias agroalimentarias, aparte de los costos que implican por importación y manejo, compensables, escasamente, con la renta petrolera menguada a causa de la desinversión y proyecciones desacertadas por la volatilidad de los precios de características inciertas en virtud de las tensiones orientales y disposiciones OPEP que influyen, directamente, sobre su cotización.
Hoy día, según FEDEAGRO, los inventarios para atender la demanda de los agricultores alcanzan a cubrir, apenas, un tres por ciento de las necesidades para todos los rubros vegetales.
Paradójicamente, el gobierno anunció en 4/2019, la jornada productiva para incentivar la actividad agrícola nacional durante el “ciclo norte verano 2018-2019” a fin de promover la autosuficiencia alimentaria en Venezuela piorque “tenemos todo para producir lo que consume el pueblo venezolano”. (¿?) Sin embargo, por la falta de insumos e incertidumbre económica tal sspiración resulta risible.
Venezuela presenta dos estaciones bien claras: invierno, mayo/noviembre (cálida-lluviosa) y verano, (diciembre/abril). Precisamente, el ciclo de siembra es a la entrada de aguas, lo cual implica, aparte de los insumos, trabajo anticipado del terreno (aporcado) y agua para riego. Y, requiere planificación técnicoprofesional muy cuidadosa a objeto de evitar desfases posibles.