Actualmente, la fijación de precios en Venezuela conforma un componente muy especulativo, que evidenciamos mediante la espiral inflacionaria, in crescendo, a diario. Todo comerciante aduce que la fijación de precios debe hacerse en relación con el dólar del mercado paralelo, más un margen de holgura o de seguridad, no menor del 30 %, que asegure un retorno con creces de la inversión, sobre todo en la venta y distribución de productos de consumo masivo, tales como: alimentos y medicinas. Si cotejamos los precios entre un mismo producto que se vende en Venezuela y también en EUA, hay un diferencial de precios, aunque lo elabore la misma empresa, como en el caso de los laboratorios farmacéuticos, cuyos productos elaboran con la misma tecnología y mano de obra; si se producen en ambos países, la única diferencia estaría en la mano de obra, que pese a los costes laborales de hoy día, aún es más barata que en EEUU.
En todo caso, debería existir un diferencial a nuestro favor ya que para la producción de un bien se requiere materia prima, la cual podría tener igual precio o un precio menor a favor nuestro. Equipos y maquinarias que tienen el mismo precio, más los fletes y la mano de obra, más barata que en cualquier otra parte del mundo, no se explica el porque los diferenciales tan abruptos de los precios.
Vemos, así, como al momento de fijarse los precios está presente la avidez que se manifiesta mediante la especulación con los productos de primera necesidad y/o de consumo masivo, tales como: medicamentos, alimentos, calzado y vestido, repuestos, artículos de higiene y limpieza, electrodomésticos y otros. Especulación que nos ha llevado, según la AN a una tasa inflacionaria anualizada (5/2017-mayo2018) de un 24.571 %.
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