Irán se declaró en contra de los Nutella Bars. La prohibición, sin embargo, no tiene nada que ver con la calidad de la crema de avellanas y chocolate, sino con el nombre de estos locales que ofrecen crepes o gofres, que en los últimos tiempos se han multiplicado en Teherán.
«Por desgracia, los Nutella Bars se han desarrollado últimamente en Teherán», escribió el presidente de la Academia de la Lengua y la Literatura Persa –el equivalente iraní de la Real Academia Española– en una carta enviada a la Policía.
Estos establecimientos sirven «pan especial con chocolate», por lo que la Academia propone bautizarlos «nane dagh chocolate dagh» (‘Pan caliente, chocolate caliente’).
En efecto, teóricamente el uso de palabras extranjeras está prohibido en los comercios, aunque muchas marcas occidentales (sin licencia) como Massimo Dutti, Levi’s, Apple o IKEA han abierto en los últimos años sin que las autoridades tomasen medidas.
Pero en el caso de los Nutella Bars, las autoridades decidieron intervenir, probablemente porque la palabra bar recuerda a los bares en los que se vende alcohol.
Los responsables de los comercios se vieron así obligados a retirar el rótulo Nutella Bar, pero no está claro que vayan a retomar la propuesta de la Academia.
Uno de ellos ha preferido el de «Nubella Art», o sea las mismas letras que Nutella Bar pero en desorden. La medida también despertó la ironía y los chistes en las redes sociales.
Desde hace varios años, la Academia propone con cierta frecuencia nombres en persa, en particular para luchar contra la influencia del inglés y del árabe. Con más o menos éxito, ya que casi nadie, aparte de la televisión pública o la administración, usa durnegar (‘escritura desde lejos’) en vez de fax, o rayaneh (máquina de organización) por computer, ‘ordenador’ en inglés.
Aunque para los expertos la batalla no es tan descabellada como podría parecer.
El persa, o «farsi, ha estado bajo presión de la influencia extranjera, sobre todo del árabe, desde hace siglos», recordó a la AFP Mohamad Ali Zamani, profesor de historia de la universidad Kharazmi de Teherán.
«A veces las decisiones de la Academia no suscitan unanimidad, pero intenta preservar la creatividad de nuestra lengua», concluyó.