Washington, AFP- La inesperada muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner el miércoles podría traducirse en un cambio en la relación de Buenos Aires con sus acreedores, por el que apuestan los inversores comprando deuda del país.
Kirchner, víctima de un fulminante ataque cardíaco a la edad de 60 años, permanecerá en la memoria de los argentinos como el mandatario que echó del país al Fondo Monetario Internacional (FMI), al que detestaban, y quien priorizó las necesidades de su pueblo en detrimento de los intereses de los banqueros extranjeros.
Electo en abril de 2003, Kirchner había heredado un Estado desacreditado ante los financistas internacionales, ante la incapacidad de pagar una deuda de 100.000 millones de dólares.
Su decisión fue de romper con el FMI, que según él representaba solamente los intereses de las altas finanzas extranjeras, rembolsando lo más pronto posible la deuda con el organismo para librarse de sus recetas y firmando un acuerdo de renegociación de la deuda en 2005. Algunos acreedores lo firmaron, otros se negaron.
Desde entonces, al precio de relaciones tensas con ellos, Buenos Aires emprendió el camino del crecimiento.
«Ellos se equivocaron y Kirchner tuvo razón», considera Mark Weisbrot, investigador del Center for Economy and Policy Research, un círculo de reflexión altermundialista de Washington. Admite sin embargo que «esos esfuerzos no lo hicieron muy popular en Washington, ni en los medios internacionales de negocios».
Los inversores tomaron su desaparición de la escena política como una buena noticia.
Este jueves, no solamente la Bolsa de Buenos Aires (cerrada el miércoles), sino también el valor de los títulos de deuda pública argentina, estaban en alza. Los contratos de seguros sobre una nueva cesación de pagos argentina estaban en baja.
«Los mercados reaccionaron positivamente porque Néstor Kirchner encarnaba la intransigencia (…) Existe la posibilidad de un cambio de política, más conciliadora con los mercados»,explicó Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs, especialista en América Latina.
Nuevas elecciones generales están previstas para octubre de 2011 y los financistas preveían hasta ahora un retorno de Kirchner al poder, de manos de su esposa Cristina, al término de su período de cuatro años. Sin él, esas elecciones parecen mucho más inciertas.
Robert Shapiro, co-presidente de Argentina Task Force, un grupo con sede en Estados Unidos de pequeños tenedores de deuda que hasta ahora consideró ridículas las ofertas de Buenos Aires, no espera cambios significativos en lo que resta del mandato de Cristina Kirchner.
«Si Cristina no es candidata o si lo es y pierde en 2011, la posibilidad de un acuerdo final aumentaría. Los Kirchner crearon una situación en la que la negativa a finalizar estas negociaciones es presentada como una cuestión de orgullo nacional. Nadie más en Argentina tiene interés en mantener esta posición», afirmó.
Otros economistas sugieren que Argentina no va a dar la espalda al mundo eternamente. Su inflación (10,6% prevista por el FMI para 2010, 20 a 25% en realidad, según ciertos economistas) actualmente daña en gran medida su competitividad
