A continuación, la columna de opinión completa:
Siguiendo con el análisis iniciado la semana pasada, del cual agradezco sus correos electrónicos y mensajes vía twitter a través de mi cuenta @farith15 reflexionando sobre lo escrito, precisaremos en este artículo lo referido a otro aspecto central de las acciones estratégicas que la oposición adelanta de cara a las elecciones de 2012. Me refiero al fortalecimiento de la Unidad de los partidos y agrupaciones políticas de oposición bajo unas mismas reglas de juego y con al menos un solo candidato para las elecciones presidenciales.
¿UNIDAD DE QUÉ ENTRE QUIÉNES Y PARA QUÉ?Uno de los esfuerzos más importantes que han realizado los partidos de oposición al gobierno de Chávez, ha sido el tratar de consolidarse como una coalición de partidos. Sus intentos por consolidarse han sido varios, todos ellos culminados luego de fracasos electorales. El primero fue en las elecciones de 1998, cuando un conjunto de partidos por primera vez en la historia democrática venezolana, se unieron en torno al candidato Henrique Salas Römer para tratar de frenar la posibilidad de ser electo, como en efecto lo fue con un 63% de los votos, Hugo Chávez. En aquella oportunidad, se dio un fenómeno interesante, la unión de Acción Democrática y Copei, partidos que desde 1958 habían disputado mayoritariamente los cargos públicos electos por el voto popular en nuestro país.
El segundo esfuerzo fue la consolidación de la Coordinadora Democrática, la cual agrupó un conjunto de partidos de oposición, Fedecamaras, CTV, y agrupaciones de trabajadores como Gente del Petróleo, con el fin de salir “a cualquier costo” del presidente Chávez, incluso por vías no democráticas, tal como se intentó con el golpe de Estado de 2002. Su disolución se generó por dos derrotas contundentes. La primera, en el referéndum revocatorio de 2004 cuando la opción del NO que favoreció al presidente Chávez obtuvo un 59,1% frente al SI (opción respaldada por la Coordinadora Democrática) obtuvo un 41%. La segunda, en las elecciones presidenciales de 2006, donde Chávez fue reelecto con un apoyo abrumador del 63% frente a un 37% obtenido por el candidato opositor Manuel Rosales.
Estas experiencias de coaliciones de partidos, tienen referentes latinoamericanos, dentro de los que destacan contemporáneamente la Concertación de Partidos por la Democracia (Chile) y el Frente Amplio en Uruguay. En estas experiencias citadas hay unas características vitales para que las coaliciones obtuvieran éxitos políticos importantes, y se mantuvieran unidas en sus objetivos programáticos. Considero que hay dos que son fundamentales: el signo ideológico de los partidos que se agrupan y los objetivos políticos que persiguen.
En cuanto a lo primero destaca que la Concertación chilena agrupó a partidos de ideologías diversas. Su objetivo no sólo se concentró en salir de Pinochet, aunque fue el más importante, sino que mantenían una fuerte cohesión interna en torno a un programa económico y social común que desarrollaron desde 1990 hasta el 2010 durante los cuatro gobiernos que estuvieron al frente de Chile, con importantes logros, los cuales permitieron que Michelle Bachelet entregara la presidencia a Sebastián Piñera con un 85% de popularidad, a pesar de salir derrotados en las elecciones presidenciales.
En cuanto al Frente Amplio (FA), es un coalición que mantuvo una disciplina interna tal, que les permitió luego de 33 años de creada ganar las elecciones presidenciales en 2004, logrando su primer presidente Tabaré Vásquez, el cual por cierto entregó el poder en 2009 a José Mujica, candidato de la misma coalición de partidos. Desde sus inicios, fue creado por la unión de partidos de izquierda y centro-izquierda, para confrontar electoralmente a la derecha uruguaya, no sólo electoralmente, sino con un proyecto de país alternativo, donde la principal propuesta es la consolidación de un modelo de Estado de Bienestar a partir del desarrollo de un programa social y económico, que se ha impulsado desde los diversos espacios nacionales y municipales donde el FA ha resultado electo.
En el caso venezolano, la unidad de partidos en torno a la mesa de la unidad democrática, dista considerablemente de las experiencias de la Concertación y el FA. En primer lugar, no posee una Unidad interna. Tal es la división que está sub-agrupada en cuatro bloques de partidos, tema ya tratado en fechas posteriores, y que puede consultar en este blog. Por otra parte, no posee un programa de gobierno o visión de país alternativo, y su único objetivo, más allá de derrotar al presidente Chávez en el 2012, es repartirse los cargos a elegir.
Muy a pesar de las declaraciones reciente de su principal líder, Henry Ramos Allup, las diferencias ideológicas considero han obstaculizado la consolidación de un programa de gobierno, y se han concentrado en la elección de candidatos unitarios que entre en la contienda electoral del año que viene. Tanto es así que sus principales preocupaciones han sido presentar al país candidatos y no un programa de gobierno, a pesar de agrupar en su seno a sesudos economistas, politólogos, sociólogos, empresarios y trabajadores, que bien pudieran concentrarse en la presentación de una visión de país alternativo, para luego definir los mecanismos para la escogencia de candidatos. Y a pesar de los intentos por consolidar un programa de gobierno común, los dos presentados hasta el momento (Plan Consenso País y 100 Soluciones para la Gente) tienen diferencias profundas entre sí, lo que significa que no hay una visión de país, o al menos la que se tiene no se pretende hacer pública.
¿Por qué ocultarle a los venezolanos que se desea desmontar el modelo económico, político y social para darle paso a un proyecto neoliberal? ¿Cuál es el temor a declarar que desean privatizar servicios básicos, flexibilizar los derechos laborales eliminando el sueldo mínimo y beneficios como la jubilación o las prestaciones sociales, liberar precios, y hacer más eficiente al Estado eliminando las políticas sociales?
Otra de las diferencias de la experiencia venezolana con el FA y la Concertación, es que éstos no ocultaron que visión tenían de país y cuáles serían las políticas económicas y sociales que iban a desarrollar. Más bien, guarda profundas similitudes con los segundos gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera que no sólo ocultaron el proyecto de país que pretendieron desarrollar en Venezuela, sino que mintieron ofreciendo un programa de gobierno que luego de ser electos desecharon a cambio de reformas neoliberales.
Hasta el momento sólo hemos conocido que la Mesa de los Cuatro Bloques se opone a toda propuesta que venga del ejecutivo nacional Y se sabe, pues así lo estipularon, que luego de la conquista de la fecha por parte del bloque socialdemócrata para febrero de 2012, en los 10 meses que les queda antes de las elecciones primarias, se concentrarán en afinar las maquinas electorales de cada bloque, para desarrollar la campaña electoral interna. El programa quedará para otro momento, pues sencillamente es más importante asegurarse la repartición de cargos, que definir para qué se pretende gobernar el país.