«Nos ha llevado 15 años lograr que cualquiera controle un ordenador con la mirada»
Llegar hasta el final de este artículo moviendo los ojos en lugar del ratón ya es posible. Para algunos esto no pasará de ser una curiosidad, pero para aquellas personas discapacitadas que no pueden comunicarse supone un nuevo comienzo. Hablamos de la tecnología de seguimiento de ojos (del inglés eye tracking) desarrollada por los suecos John Elvsjö y Marten Skogö a través de su empresa Tobii. Un sistema cuyo potencial humanitario les ha valido la nominación al Premio Inventor Europeo 2015 que cada año concede la Oficina Europea de Patentes.
No ha sido una tarea fácil: 15 años han necesitado estos investigadores para hacer viable su tecnología de seguimiento de ojos. Teknautas se ha reunido con uno de los fundadores de Tobii en París, aprovechando la entrega del galardón que tiene lugar hoy en la capital gala. Queremos saber cómo funciona y, sobre todo, echarle un vistazo.
“El dispositivo emite una luz como la del mando a distancia y luego un sensor infrarrojo apunta a la cara de la persona para ver dónde están sus pupilas y hacia adónde apuntan”, explica Skogö. No son sólo palabras, porque lleva orgulloso su propio portátil para apoyarlas con una pequeña dosis de realidad. El gadget consiste en una pequeña barra con varias luces rojas colocada bajo la pantalla que recuerda a una de sonido. Lo comprobamos con nuestros propios ojos y funciona a la perfección: cambiar entre ventanas, cerrarlas y hacer scroll resulta tan rápido y sencillo como parpadear.
En el momento en el que es posible controlar un ordenador, aunque sea con los ojos, es posible hacer cualquier cosa: desde cambiar de canal en la televisión y apagar las luces de casa a navegar por internet y controlar un programa de sintetizado de voz. Gracias al sistema de seguimiento de la vista es posible que estas personas puedan interactuar con el mundo que les rodea. “La gente que no puede caminar sabe que puede conseguir una silla de ruedas, pero no sabe que podría comunicarse por sí misma”, explica Skögo. Y ellos quieren cambiar eso.
El investigador recuerda el reto que supuso desarrollar un producto semejante. “Nos llevó 5 años decidir que la tecnología estaba lo suficientemente madura como para venderla a personas discapacitadas. Lograr que cualquiera pueda usarla nos ha costado 15 años”. El motivo de la demora se encuentra en la importancia de eliminar cualquier bug: mientras que otro usuario puede reiniciar con sus manos el programa en caso de pantallazo azul, para una persona impedida cada fallo sería un obstáculo insalvable.
Los dos suecos fundaron Tobii en 2001, que hoy cuenta con empleados en cinco países y está valorada en 248 millones de euros. Según Skogö, 3.000 discapacitados utilizan la última demo lanzada y “todas funcionan sin fallos”. En total, decenas de miles de personas utilizan su tecnología hoy en día. El investigador aclara que conseguir que algo así funcione con una persona determinada en una situación concreta es sencillo, pero que lograrlo para cualquiera en cualquier momento es todo un reto: hay que asegurarse de que funciona no importan los movimientos, si lleva gafas o piercings o si están en un ambiente con mucha luz. Un desafío que ha llevado casi tres lustros de trabajo.
Un nuevo nivel de inmersión en los videojuegos
El sistema de seguimiento de ojos tiene el potencial de cambiar la vida de mucha gente, pero Tobii acaba de dar sus primeros pasos en otra dirección completamente distinta con la intención de transformar una industria entera: la de los videojuegos. Este mismo año anunciaron que sagas tan conocidas como Assassin’s Creed incluirían actualizaciones para poder utilizar la tecnología. Es decir, que podrían controlarse mediante la mirada.
El sueco habla con emoción sobre el futuro de los videojuegos, donde cree que el seguimiento de ojos tendrá un papel crucial. “Con un solo vistazo se pueden coger cosas y abrir puertas”, asegura. Skogö pone como ejemplo Son of Nor, otro de los títulos que ha recibido una actualización para ser compatible con este sistema. El protagonista tiene poderes telequinéticos con los que puede, por ejemplo, lanzar a sus enemigos por los aires con una simple mirada del jugador.
En su opinión esta tecnología, sumada a la realidad virtual, cambiará los videojuegos. “La RV puede engañar tus sentidos porque la inmersión es total aunque sepas que es mentira. Puedes crear ese sentimiento en el estómago. Si saltas desde un precipicio realmente da miedo”. Las posibilidades del seguimiento de ojos no es menor: “Entras en un bar, miras a una chica y su novio se acerca para golpearte”, comenta entre risas.
Tobii también cuenta entre sus productos con unas gafas que recuerdan poderosamente a las denostadas Google Glass. “No es lo mismo”, comenta Skogö con una sonrisa, “la nuestra sólo es una herramienta de investigación”. Y esta es, efectivamente, la tercera pata sobre la que se sostiene la empresa: los estudios científicos.
“Si sabes hacia dónde mira una persona puedes entender su razonamiento y sus intenciones”. Por eso pensaron que en estudios de comportamiento una tecnología así sería útil: “Más de 3.500 investigadores usan nuestras gafas para estudios de marketing, usabilidad, colocación de productos en supermercados, conducción y hasta deportes”.
Skogö considera que, al final, esta tecnología estará inmersa en todos los dispositivos y pantallas. “Una vez que los ordenadores sepan hacia donde miras podrán predecir tus intenciones para que la experiencia sea más natural. Seremos capaces de hacer cosas que ni imaginábamos”. ¿Más ejemplos? Los vehículos sabrán si miramos la carretera o si hemos visto al peatón que cruza. Y los coches autónomos tendrán claro si el conductor está listo para tomar el volante.
A pesar de sus posibilidades en diversos campos, desde conducción a videojuegos, Elvesjö y Skogö han sido nominados para el Premio Inventor Europeo 2015 por la aplicación humanitaria de la tecnología. O por “cambiar el mundo con un parpadeo”, en palabras de la Oficina Europea de Patentes que concede el galardón. Como afirma el sueco, “la comunicación es la parte más fundamental del ser humano. Entre poder moverte con silla de ruedas o ser capaz de mirar emails, escribir tuits y hablar por Skype, ¿qué elegirías? Yo lo tengo claro”.