La ceremonia, a la que asistieron unos 75.000 espectadores que prácticamente llenaron el coliseo pequinés, comenzó con el clásico desfile de banderas de las naciones participantes (207, una cifra récord), incluidas recientes incorporaciones a la federación internacional, como Sudán del Sur o Kosovo.
Los espectadores vitorearon especialmente la aparición de la bandera china, pero también la de territorios “amigos” como Hong Kong, Macao o Taiwán.
El alcalde de Pekín, Wang Anshun, señaló en un breve discurso que la capital china espera a lo largo de los nueve días que durará la gran cita deportiva que los atletas logren en las pistas del Nido “cumplir sus sueños de llegar más alto, ser más fuertes y más rápidos”.
Tras los JJOO de 2008, señaló el edil, “el mundo se fija otra vez en Pekín para ver a los mejores atletas, y esperamos que la belleza y el encanto de una ciudad de tan larga historia les deje un recuerdo inolvidable”.
El presidente de la IAAF, Lamine Diack, quien dejará su cargo al término de estos Mundiales, después de 16 años en él, recordó que desde que llegó a la vicepresidencia de ese organismo, en 1976, luchó por que China “volviera a la familia del atletismo”, por lo que cerrar su andadura con unos Mundiales en el país “es una satisfacción personal”.
El presidente chino, Xi Jinping, fue el encargado de dar por inaugurados los juegos, y la tradicional traca de fuegos artificiales que abre todo gran evento en China dio paso a la parte más artística de la ceremonia, en la que una de las ciudades más contaminadas del mundo (no en el día de hoy, en el que lució un sol radiante) intentó dar una imagen completamente diferente.
Una enorme estructura a modo de árbol colocada desde hace unos días en la grada norte del estadio se tornó de color verde, y cientos de artistas disfrazados de verdes hojas deleitaron al público formando diferentes diseños en el centro de las pistas, en una ceremonia en la que el color verde fue claro protagonista.
A lo largo de la hora escasa que duró la ceremonia, fueron surgiendo en la pista armazones que simbolizaban con sus formas algunos de los principales monumentos de la capital china, desde la Ciudad Prohibida al Templo del Cielo, el Palacio de Verano o la Muralla China.
Como colofón, unos globos blancos a modo de nubes fueron formando una suerte de escalera hacia el cielo, al más puro estilo Led Zeppelin, por la que la cantante principal de la ceremonia, Sitar Tan, fue ascendiendo, flotando en el aire de una forma que recordó a la inauguración de Pekín 2008, en la que el exatleta chino Li Ning “voló” para encender el pebetero.
Los Mundiales de Pekín cuentan con la participación de 1.931 atletas (1.042 hombres y 889 mujeres), y se espera que tengan una audiencia televisiva de alrededor de 6.000 millones de personas.