Lo más insólito es que fue su propio padre, quien al grito de “Alá es grande” la ejecutó ante el resto del grupo mediante dos tiros. Abdul Ghafur, que ahora se encuentra recluido en la cárcel de Qala-e-now, está acusado de ordenar la muerte de Halima el pasado 22 de abril en un distrito al noroeste de Afganistán. “Yo estaba allí cuando la mataron, pero también había mucha otra gente”, se defiende el líder espiritual.
“De verdad, yo no hice nada. Si el propio gobierno afgano no puede controlar a su población, ¿cómo voy a controlar yo a la gente?”, señaló el mulá para quitarse de encima cualquier responsabilidad sobre lo ocurrido, a pesar de que es uno de los intelectuales más importantes de la región. La policía lo detuvo el pasado 30 de julio.
Publimetro