El primer dron diseñado a través de impresión 3D en Latinoamérica ha visto la luz en Paraguay de la mano de una empresa formada por siete entusiastas jóvenes paraguayos y argentinos, que han creado un producto único adaptable en su configuración a las exigencias del cliente.
“Somos los primeros (en Latinoamérica) desde el punto de vista legal que nos juntamos, abrimos una sociedad, y como sociedad empezamos a facturar (…) Nosotros somos los que realmente comercializamos, patentamos y tenemos servicio postventa. Esa es la diferencia”, explicó a Efe Sergio Román, de 23 años, estudiante de ingeniería electrónica.
Román indicó que el dron que han creado, en lo referido al aeromodelo, es “único” y que la personalización de cada unidad es lo que le da el componente exclusivo en función del uso que quiera darle el cliente.
“Lo que se le cambia son los accesorios, así como la distancia de vuelo, la batería, la cámara…”, advirtió, ya que el aparato puede utilizarse para tareas de vigilancia, mapeo, fotografía o filmación.
Él, junto con sus compañeros de Tech Guaraní, han hecho de la vivienda de uno de ellos un taller de construcción donde diseñan, imprimen y ensamblan pieza por pieza el dron.
Allí proceden a aplicarle un software de “código abierto” que controla tanto las funciones mecánicas y motrices del aparato, como las funciones de los elementos con los que cuente en cada caso.
“El software es lo que se usa de forma general para distintos tipos de dron. Nosotros lo que hacemos es configurar este software para que funcione bien con los componentes que nosotros usamos”, explicó Erich Michel, estudiante de ingeniería informática de 21 años.
Mientras adaptaba el cableado y la configuración del dron, Michel dijo que cada unidad es diferente en función de las exigencias del cliente, lo que hace que el modelo varíe en su peso, batería, tipo de cámara o tiempo de vuelo.
En ese sentido, destacó que, ahora que ya tienen el diseño, la fabricación de cada aparato tardará menos de una semana con un costo aproximado de 100 dólares en el proceso de impresión.
“Impresión son dos días y medio, dos días de ensamblaje y testar para configurarle el software. Serían cinco días”, calculó Michel.
Añadió que el único gasto de la fabricación es la luz que consume la impresora 3D que utilizan para la creación de las piezas y el coste del producto del que están hechas.
Una vez construido el dron, es el cliente el que pide las diferentes capacidades del aparato, bien sea con cámara térmica, nocturna, de video o de fotografía, en función del uso que le quiera dar.
Esta es, en esencia, la diferencia entre el primer dron diseñado en Latinoamérica y “los de la competencia”, los cuales, según Ian Bogado, estudiante de comunicación de 21 años, “son todos iguales”.
“Al ser un producto tan personalizado los clientes son exclusivos. Nos eligen justamente por eso. Ellos quieren algo que no se encuentra en otro lado”, advirtió Bogado.
Asimismo, destacó que la idea surgió de hacer “un producto que no hay en el mercado, algo más profesional y a su vez lindo, porque a su vez hay cosas profesionales, pero totalmente feas, no son estéticas y muy caras. Nosotros tratamos de encontrar un balance en ese sentido”.
Cada unidad de este dron, que se vende a 1.200 dólares, es el resultado del emprendimiento de estos jóvenes en Paraguay que intentan “sobresalir” y “hacer cosas grandes”, dijo Nahuel Palacios, estudiante de comercio internacional de 22 años.
Para ellos, las condiciones económicas de Paraguay les permiten emprender en “innovación tecnológica creativa” y “robótica personalizada”, como denominan sus productos.
“Es impresionante las facilidades (para emprender) que estamos teniendo (en Paraguay). La gente siente como suyo propio. Lee las noticias y se emociona. Eso para nosotros es impagable y es lo que queríamos lograr.
Con información de EFE.