Hace 212 años Simón Bolívar, el futuro Libertador, ascendió en compañía de Simón Rodríguez a una histórica colinaromana, el Monte Sacro, y allí juró luchar sin tregua por la libertad de Venezuela, momento que ocupa un lugar sublime en la Historia patria.
Bolívar había emprendido aquel día en compañía de Simón Rodríguez una caminata que se extendió hasta la cumbre del Aventino, el Monte Sacro, una de las siete colinas de Roma, y al caer la tarde admiraron en la serenidad del crepúsculo la ciudad a los pies del monte. Sus miradas recorrieron el amplio paisaje que se ofrecía ante sus ojos, y Bolívar recordó el campo y el paisaje venezolanos, con un sentimiento de profunda ansia por la libertad de Venezuela, por lo que en voz alta y firme, dijo:
“¿Conque este es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna…
De pronto, con los ojos encendidos como llamas, se puso en pie, se aferró con frenesí a las manos de Rodríguez, cayó de rodillas y dio rienda suelta a sus pensamientos con una emoción incontenible:
“Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la Patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.
Estas ideas, expresadas aquella tarde por quien pocos años después sería llamado Libertador, comenzaron a cumplirse cuando Bolívar regresó a Venezuela, donde se entregó a honrar su palabra, lo que cumplió trayendo la libertad a varias naciones americanas.
Años después, en 1824, le escribiría a Simón Rodríguez, recordándole el juramento que había realizado aquel día de 1805, lleno del fervor libertario con el que cumplió la obra que le inmortaliza.
Agencias