Según dijo a la agencia un responsable policial de la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, los agentes actuaron tras una denuncia de los padres de Sara Gul, de 15 años, a quien hallaron encerrada en el lavabo de la familia de su marido, Mohamed Azim.
La agredida, que procede de la remota provincia norteña de Badakhshan, declaró a la policía que recibía palizas de su marido, con el que se casó hace nueve meses y que le dobla la edad.
El subjefe policial de distrito, Fazal Rehman, añadió que las fuerzas de seguridad han detenido a la suegra de Gul, pero que Azim consiguió darse a la fuga.
La adolescente ha sido ingresada en un hospital local, cuyo responsable, Gul Mohamed Wardak, explicó que Sara Gul presentaba arrancamientos de las uñas en las manos y señales de quemaduras en diversas partes del cuerpo.
El facultativo añadió que el estado de la joven es grave y que será transferida a la capital, Kabul, para recibir un tratamiento más completo.
La Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) denunció hace un mes que queda un “largo camino por recorrer” en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres afganas contra la violencia de género.
Según este organismo, en Afganistán las leyes chocan con prácticas socialmente aceptadas como la compra-venta de mujeres para el matrimonio, las bodas infantiles o forzadas, las violaciones y el “baad” (regalo de una mujer para resolver una disputa familiar).
Pocos días después de esta advertencia de Naciones Unidas, tres hermanas menores de edad -de 8, 12 y 17 años- fueron atacadas con ácido por los familiares de un pretendiente rechazado por una de ellas en la provincia norteña de Kunduz.
EFE