El informe anual de las comisiones regionales que controlan la ley de eutanasia en Holanda indicó que se produjeron 2.636 casos en el 2009, la amplia mayoría de eutanasia propiamente dicha, a diferencia de lo que se conoce como suicidio asistido y que consiste en ayudar a alguien a morir.
Esta cifra representa el 2 por ciento de todos los decesos que se produjeron en Holanda el año pasado, según las estadísticas oficiales.
Del total de casos, algo más del 80 por ciento fueron pacientes con cáncer y más del 80 por ciento de las muertes ocurrieron en el hogar del enfermo.
El alza sigue la tendencia del 2008, cuando la cifra había crecido al 10,5 por ciento, lo que impulsa una campaña para que existan más instalaciones formales para terminar con la vida de las personas que así lo desean.
La Asociación Holandesa para un Final de la Vida Voluntario dijo esta semana que comenzaría una revisión legal y práctica para la apertura de una “clínica para el final de la vida”, donde puedan tomarse todas las decisiones relevantes para la muerte de un paciente.
La entidad indicó que estaba focalizada particularmente en ayudar a las personas cuyas condiciones entran dentro de los parámetros de la ley de eutanasia pero cuyos médicos no quieren asistirlos.
Bajo la normativa, el médico debe asegurarse de que el paciente que solicita eutanasia o suicidio asistido está haciendo un pedido voluntario e informado, que está sufriendo insoportablemente, que está completamente al tanto de las posibilidades a futuro y que ha decidido que no hay opción.
Un segundo doctor también debe examinar al paciente y brindar una opinión escrita en la que conste que se ha cumplido con todos esos criterios. Las comisiones regionales son notificadas de la muerte después del hecho y deben establecer si el caso cumplió con lo establecido por la ley.
El año pasado, en nueve casos las comisiones hallaron que los médicos no siguieron completamente los criterios, según indicó el reporte.
Los médicos que no cumplen con la ley pueden ser encarcelados por hasta 12 años en los casos de eutanasia y por hasta tres años en las ocasiones de suicidio asistido.
Holanda fue el primer país en permitir la eutanasia para las personas con enfermedades terminales. No obstante, Suiza se ha vuelto más conocida debido a sus leyes liberales sobre suicidio asistido, que han generado toda una industria del “turismo para la muerte”.
Vía Reuters