El 30 de octubre de 2009, Bogotá y Washington suscribieron un acuerdo que permite a tropas estadounidenses utilizar al menos siete bases colombianas para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo, lo cual derivó en duras críticas de Ecuador, Venezuela y Bolivia.
Correa, quien ejerce la presidencia pro témpore de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), manifestó que Clinton «reiteró que esas bases son colombianas, que el límite de soldados norteamericanos está perfectamente definido».
«No tenemos por qué ocultarlo, es un tema que preocupa a Ecuador y yo diría que a una mayoría de países de la Unasur«, anotó el mandatario en una conferencia de prensa junto a Clinton.
El gobernante añadió: «hay razones para suspicacias, lo hemos hablado y hemos decidido que la mejor manera de enfrentar juntos esta situación es conversando abiertamente, continuando con el diálogo».
Clinton explicó que su gobierno «ha proporcionado y seguirá proporcionando información respecto al uso de las bases que no son estadounidenses sino colombianas» y dejó abierta la posibilidad de que la Casa Blanca negocie acuerdos militares con otras naciones de la región.
«Buscaremos más oportunidades para trabajar con los demás amigos en la región porque queremos estar seguros que las amenazas planteadas por las bandas del narcotráfico y la presencia de las FARC no sean una amenaza para nadie, no solo para Colombia», expresó.
Ante el pacto militar entre Washington y Bogotá, Venezuela congeló sus relaciones diplomáticas con Colombia.
dd / Reporte360