Durante el embarazo los futuros padres tendrán nueve meses para prepararse para la nueva etapa que se abre ante ellos. En ese tiempo es frecuente que aparezcan miedos, temores e incertidumbre sobre aspectos como la crianza, cómo se desenvolverán en la paternidad y qué futuro les espera. Estos temores se intensifican ante la situación de un parto prematuro: se suma la preocupación de no saber si quedarán secuelas en la vida adulta de sus hijos.
Hay múltiples factores que hacen que un embarazo no llegue a término o que se tenga que provocar el parto antes de lo que estaba previsto. La cuestión es que la madre no podrá anticipar este hecho que puede generar una situación estresante e incrementar sus inseguridades. Nadia del Real López, psicóloga clínica en Centro TAP. Tratamiento Avanzado Psicológico, indica que la madre no debe sentirse culpable porque el niño todavía no esté en su tripa “la información, poder hablar con el entorno cercano y sentirse escuchada para no caer en la necesidad de juzgarse e incluso no repasar una y otra vez que pudo haber hecho mal, puede ayudar a reducir la ansiedad y el impacto que esta noticia haya podido tener en el proceso de maternidad que tendrá que afrontar”.
La especialista explica que tener un hijo prematuro no implica que en el futuro el niño tenga más problemas que otro que ha nacido cuando el embarazo se ha llevado a término, simplemente tendrán que tener un adecuado seguimiento para garantizar que su desarrollo sea el adecuado. En estos casos Del Real recomienda “construir una barrera de protección para que los miedos no nos gobiernen durante la crianza”.
Paso a paso para superar los temores
Tras el parto prematuro la mujer tendrá que hacer frente a muchas emociones y algunas de ellas pueden ser un proceso duro, como el hecho de acudir a diario al hospital para ver a su hijo. Además, incluso cuando recibe el alta y el niño está en casa, el alivio no es completo debido a las revisiones constantes. ¿Qué pueden hacer para sobrellevar esta situación? “Para ambos casos tener una visión positiva de la situación ayudará a estos padres a no caer en el pesimismo o derrotismo”, afirma Del Real, quien señala que fijarse en los avances que se consiguen a diario (el aumento de peso, el reconocimiento de los estímulos, etc.) y no en lo que queda por recorrer, es la clave para mantenerse motivados, optimistas y fuertes.
En esta línea, la psicóloga aboga por normalizar ciertos procesos para frenar aspectos como la frustración de no poder dar el pecho en los casos en los que el niño no tiene desarrollada la capacidad de succionar. Es importante que estas madres no se sientan peores madres que las que han llevado el embarazo hasta el final, ya que en estos casos también hay circunstancias que hacen que el niño no siga una lactancia materna: no les ha subido la leche, no cuentan con una leche de calidad para la alimentación del niño, es contraproducente para la salud de la madre o deciden no darle el pecho voluntariamente, por ejemlo. “Afortunadamente hoy en día existen opciones para alimentar al bebé prematuro con la propia leche materna a través de sonda o biberón”, añade.
En definitiva, en estas situaciones las madres tienden a fijarse en los aspectos negativos y en encerrarse en sus temores, cuando la experta especifica que el miedo no es necesariamente malo siempre que sepan gestionarlo para que no las gobierne. Así, si en el futuro deciden volver a ser madres es crucial que disfruten del nuevo embarazo y destierren el miedo a pasar por una situación similar. “Las mujeres con antecedentes de parto prematuro tienen un 30 por ciento de riesgo asociado para que este nuevo embarazo no llegue a término. Lo que significa que las probabilidades de llegar a término son del 70 por ciento”, destaca Del Real, quien incide en que el riesgo de que en un nuevo embarazo haya un parto prematuro se reduce si se hace un control estricto de la gestación.
“Es importante poder vivir la etapa gestacional lo más tranquilos posible, ajustarnos a los parámetros médicos, a las instrucciones indicadas por el equipo de expertos que nos acompañan y gestionar el embarazo con calma sin agobiarse. Para ello realizar actividades agradables, utilizar distracciones que potencien nuestra capacidad de disfrute y no poner el foco continuo en el embarazo nos facilitará reducir el temor”, concluye la experta.
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