Sin embargo, Luis De Lion – especialista en Política y Derecho Internacional- descarta que el país helénico se declare en bancarrota, recuerda que la raíz del problema no es financiera sino política.
«La burocracia griega, su falta de disciplina fiscal y su desbalance presupuestario no correspondían a los estándares europeos, ni mucho menos con la de una democracia», afirma De Lion.
El experto recuerda que «el enorme vació presupuestario en Grecia ha debilitado la estabilidad del euro y el duro plan de austeridad ha arremetido contra la población griega.»
Por su parte, Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, aboga por un default ordenado: «los acreedores deberían estudiar nuevas condiciones. Hay que asumir pérdidas, especialmente los bancos y deben tratar de establecer un plan que incluya la cesación de pagos».
El internacionalista asegura que Grecia, a pesar de la crisis, no ha devaluado su moneda, el euro «es un signo fuerte de que un incierta bancarrota no resuelve el problema. Para el bloque europeo, las implicaciones serían menores: la economía griega no tiene peso importante en la Eurozona, solo constituye el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) de la unidad monetaria», acota.
De Lion explica que hay un escenario incierto para Grecia pero considera improbable que se quede sin liquidez y que la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE): la «troika», no los ayude. Durante todo la crisis se han establecido plazos y escenarios similares que no han resultado fatales.
Sin embargo, el internacionalista explica que aunque «la política de incertidumbre, propugnada por Alemania, ha sido contraproducente recuerda que la crisis no se trata únicamente de un problema de países indisciplinados. Se alimenta de la continúa interacción entre las deudas soberanas y los balances bancarios».
La falta de autoridad fiscal es una de la razones de la desaceleración de Europa y la crisis de algunos de sus países. «La autoridad monetaria de la Eurozona se basó estrictamente en lo monetario y presupuestario, mientras que los aspectos fiscales son manejados por Bruselas y se abordan de manera individual y no de forma única» indica De Lion.
Oliveros explica que la situación en Europa es insostenible «no puede ser que los países grande subsidien a los pequeños y éstos no hayan hecho reformas estructurales». Considera necesario objetivos comunes mucho más estrictos en el cumplimiento fiscal.
Salida de la Eurozona
Oliveros plantea la posibilidad de que Grecia se salga de la Eurozona para tener una moneda que pueda devaluar y así recuperar la competitividad, y a largo plazo propone reingresar a la unidad monetaria con una economía más fortalecida.
El director de Ecoanalítica asegura que una eventual salida de la Eurozona no perjudicaría a la unidad monetaria porque, a su juicio, es más un tema político que económico.
Mientras que, De Lion asegura que la salida de la unidad monetaria «solo ha estado presente en las voces de algunos populistas irresponsables. Se trata de buscar soluciones no de profundizar la crisis».
«La expulsión o retiro de la Eurozona, para cualquiera de los países en dificultad supondría un desastre para el resto de Europa. Si Grecia sale de la unidad monetaria, eso no solo repercutiría de manera dramática en el país sino también en Italia, Portugal, Irlanda y otros socios débiles. Los prestamistas ya no querrían hacer negocios con ellos o reclamarían una remuneración elevada por el riesgo. La Unión Monetaria podría con ello desmoronarse» enfatiza el internacionalista.
Europa está peor que EEUU
Para Oliveros la desaceleración de Europa se va a profundizar y en 2012 entrará en recesión, tal y como advirtió el FMI.
El economista asegura que el bloque está en peores condiciones que Estados Unidos para sobrellevar la crisis: «es difícil coordinar entre los diferentes países, tiene una población envejecida, un sistema de seguridad muy costoso, niveles de deuda elevados y todo esto alarga el proceso de recuperación griego», explica.
Mientras que Washington tiene una economía con altísimos niveles de productividad, una población dinámica en materia laboral a pesar de la tasa de desempleo actual (9,1%) y el dólar sigue siendo la moneda de reserva a diferencia del euro que no es tan fuerte, indica.
Oliveros considera que el bloque europeo ha enfocado mal la crisis y responsabiliza al BCE por su manera ortodoxa de actuar frente a ella.
«Al BCE le ha faltado dinamismo y mayor capacidad de respuesta. Al banco europeo le sigue preocupando mucho el tema de la inflación y, el problema de Europa no es que se dispare la inflación en la Eurozona, es un problema de recesión agravada con graves conflictos sociales en estos países débiles», acota Oliveros.