La máquina, del fabricante alemán Microdrones GmbH, tiene un precio de 60.000 dólares, y ha sido diseñado, siempre en palabras del fabricante, para llevar a cabo tareas de documentación de campo, coordinación, exploración, recogida de datos, comunicaciones y observación. Entre las muchas herramientas con las que cuenta lleva una cámara que puede ser de fotos o de video, que se puede manejar a distancia, y que puede enviar las fotos a cualquier ordenador a través de una red inalámbrica WiFi o G3.
Los aficionados a las conspiraciones, y los defensores del derecho a la intimidad están con la mosca detrás de la oreja. El director ejecutivo de la empresa Microdrones GmbH, Sven Juerss, ha declarado recientemente en la revista alemana Wirtschaft Woche que su empresa acaba de enviar uno de estos pequeños helicópteros a los cuarteles centrales de Google para que lo evalúen. Juerss ha declarado que “los UAVs están muy preparados para ofrecer una grabación continua para el servicio de mapas de Google Earth”.
Casi de inmediato los de Gooogle han saltado a la palestra afirmando que la información es incorrecta, y negando vehementemente que estén experimentando con estos pequeños dispositivos espías. Con la que está cayendo, la negativa resulta lógica, pero lo cierto es que la empresa Microdrones GmbH ha enviado a requerimiento uno de estos dispositivos de empresa a empresa, no es un juguete de venta por catálogo comprado por uno de los empleados de la casa para sus horas de ocio. Desde luego las posibilidades que ofrecen estos dispositivos son infinitas, algunas de ellas como mínimo cuestionables en la mayoría de las jurisdicciones.