Algunos lo llaman ‘ataques de entrenador’, otros genialidades tácticas cuando sale bien o, por contra, actos kamikazes cuando el riesgo se convierte en fracaso. La alineación del Tenerife sonaba a suicidio con su máximo goleador, Nino, en el banquillo y sin su columna vertebral: Ayoze, Bertrán y Ricardo (apercibidos). Oltra, en uno de esos espasmos de técnico, decidió reservar a parte de sus titulares para el trascendental duelo por la permanencia ante el Almería del próximo sábado y dio la orden de salir a la aventura. Cuando la necesidad aprieta, da igual quien juegue, aunque te enfrentes a un equipo que te saca 55 puntos en la tabla, pero si los mejores están en el banco, las mínimas posibilidades de victoria encogen.
El gol de Messi, su celebración y la relajación general daban a entender que el trabajo ya estaba hecho. Y eso que sólo era el minuto 16. El argentino, que firmó un hat-trick en la ida, aprovechó un rechace de Ibra y la lentitud de Aragoneses para adelantar al Barça, con un toque sutil con la derecha. Era su trigésimo gol en la Liga y apenas corrió eufórico porque parecía el primero de una goleada. Pero había un perico en el campo y ningún culé se percató. Su nombre es Román, su apellido Martínez y su club, el Espanyol (cedido). El ’15’ del Tenerife culminó un fallo en la salida de balón de Puyol para poner la histeria general en el Camp Nou, que hasta ese momento dormitaba, con el sonar de la lluvia y el cansancio propio de un martes por la noche. Muchos ya hablaban del nuevo ‘Tamudazo’, pero aún quedaban 45 minutos.
Toda una segunda parte en la que no pudo participar Piqué, que se lesionó en un cruce ante Alfaro. Pep sustituyó al central por Pedro; retrasó a Touré; dejó el medio centro a Xavi y Keita y arriba a Bojan, Messi, Ibra y el propio Pedro.
Pasaban los minutos y el Barcelona no encontraba la vía de tumbar al Tenerife. Hacía mucho que no se oía el runrún en el Camp Nou, por cierto con una de las peores entradas de la temporada. Ni siquiera se oyó ante el Inter, cuando se escapaba la Champions. Hoy, el rumor del público señalaba de nuevo a un impreciso Ibrahimovic y evidenciaba a un Barcelona nervioso, perdido, sin ideas, que abusaba excesivamente de Xavi. Lesionado o no, con una rotura en el sóleo o no, el de Tarrasa es fundamental en cualquier equipo aunque en el campo haya súper estrellas como Messi o Ibrahimovic. La Liga se acaba y Xavi está echando el resto, aunque a la vuelta de la esquina asome el Mundial.
Alarmados con la ausencia de Nino, fue salir el delantero almeriense y marcar el Barça. No una vez, sino, dos. Caprichos del destino. En el 2-1, tomó los galones de asistente Dani Alves. El lateral incidió por el centro y se la dejó a Bojan que de tiro cruzado cercenó las esperanzas tinerfeñas de victoria y de permanencia (63′). Poco después Pedro hizo el tercero con la izquierda ante Aragoneses después de un fallo en el corte de Héctor. Con el partido casi sentenciado llegó el gol anulado a Nino. Delgado Ferreiro consideró adelantada la posición del delantero en un pase de la muerte de Alfaro y restó emoción al partido.
Se fueron Ibrahimovic, ya con el graderío más contento con el resultado, y Bojan. Entraron Busquets y Henry, para dar más orden y equilibrio al equipo. El Camp Nou recuperó sus cánticos, ovaciones y celebró el 4-1 de Messi, tras otra gran jugada de Alves, como en las grandes tardes, aunque las sensaciones sobre el terreno eran extrañas. El Barça supera otra jornada más sin fallar y ya sólo le quedan sólo dos para el final de Liga.
Fuente: as.com