El tiempo parece que repite temas; el caso venezolano pareciera ser el único en su especie, todos los problemas van y vienen, esperamos un “Mesías” que solucione los problemas y nos sirva la mesa; aun en esta coyuntura antropológica no aprendemos, que la solución al problema es cambiar nuestro esquema de vida, cambiar el paradigma y salir de nuestra zona de confort.
Para la mayoría de nosotros, la creencia es que Caldera no servía, después que Carlos Andrés no sirvió, que Chávez se equivocó, y el que se encuentra tampoco sirve ni servirá para nada; estoy comenzando a “sospechar” que el problema no está en lo borracho que fue Lusinchi o en lo gangster que pudo ser Carlos Andrés, o en lo equivocado y torpe del que está; el problema definitivamente somos nosotros como integrantes de una nación, porque pertenezco a un país donde la moneda principal es la “viveza” y la “mediocridad”.
Pertenezco a un país, donde ser corrupto e ineficiente es una virtud, donde los directores y empleados de hospitales, se convierten en empresas de suministros de material médico; donde es un triunfo conectarse a la señal de cable y electricidad sin pagar un centavo; donde las personas lanzan la basura a la calle y luego le reclaman al Estado, ¿por qué? no limpian las alcantarillas y cañadas; donde no existe la cultura a la lectura; donde no se tiene conciencia ni memoria política y que en lo económico se lo dejamos al Estado; mientras nos gastamos nuestros ingresos en carreras de caballos, juegos de pelota, cerveza y whisky del bueno, terminales de lotería y por supuesto la esperanza de ganarnos el Kino.
Pertenezco a un país, donde nuestros diputados trabajan poco y cobran todos los días del año; donde la gente está llena de faltas y disfrutan criticando al máximo a sus gobernantes y políticos; mientras más le digo ladrones a los “Chavistas” y “Maduristas”, mejor me siento como persona, a pesar que compro películas y programas de ordenadores piratas; mientras más le digo improperios a la oposición mejor me siento como venezolano a pesar que no le di de comer a un niño desamparado o engordar un presupuesto para meterme unos cobres con el Gobierno.
Ya basta… señores ya basta, nos falta mucho para ser los hombres y mujeres que este país necesita, porque estos defectos, esa sagacidad congénita, esa deshonestidad, esa falta de calidad humana, más que Chávez, Maduro y su Revolución es lo que nos tiene realmente jodidos, lamentablemente no tengo garantía de quien lo vaya a hacer mejor que él, porque en vez de tomar nuestros destinos en nuestra manos, como unos verdaderos pendejos estamos esperando, que alguien nos señale el camino a seguir.
¡Mientras! seguiremos condenados e igualmente estancados, si no cambiamos la forma de pensar, estés donde estés, viviremos siempre jodidos; porque es muy sabroso ser venezolano y vivir a la venezolana, pero cuando esa venezolanidad empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como Nación ahí la cosa cambia, le damos al débil o desvalido por ¡lástima! porque nos sentimos igualmente de pequeños que ellos, tenemos que reflejarnos en los triunfos de otros porque los nuestros son muy escasos, admiramos e imitamos la mediocridad mediante las bajezas de los programas de televisión, películas de sexo, violencia y noticieros; atrapados en la industria de la disculpa, inmediatez y estupidez; somos un pueblo de malas copias que no creamos nada original, fijémonos como vendemos Petróleo e importamos toda lo necesario que de él se obtiene para vivir, pero que ¡viva!, ¡viva! la Soberanía hombres y jodidos todos pero muy soberanos nosotros y francamente después de todo he pensado en buscar al responsable de todo esto, no para castigarlo sino para exigirle que mejore su comportamiento y estoy muy seguro que lo voy a conseguir, cuando me vea en el “espejo” y ahí estará, no necesito buscarlo en otro lado le voy a exigir y suplicar que dejemos de ser una “Sarta de Pendejos…”
@gervisdmedina|Abogado