La selección nigeriana reabrió este viernes las opciones de clasificación de la escuadra argentina, su última adversaria en la fase de grupos del Mundial de Rusia, con su victoria (2-0) ante el combinado de Islandia en el Arena Volgogrado.
Era un partido para que cualquiera de las dos escuadras refrendase su deseo de comparecer en los octavos de final del certamen, una meta deseada por ambas pero solo exigida a las selecciones de Croacia y Argentina.
El pleno del equipo europeo en las dos primeras jornadas le permitió adueñarse ya de una plaza. Para la restante se postulan tres candidatas: la Albiceleste, pese a todas sus dudas; las Súper Águilas, como premio a su valentía; y los vikingos, por ser capaces de desafiar con la ilusión de las 330.000 personas que habitan la isla norteña a combinados con mayor tradición en el fútbol.
Los pupilos de Heimir Hallgrimsson retrocedieron, sin embargo, en su camino a octavos de final al ceder, por 2-0, ante la selección africana, más ambiciosa y certera en la segunda mitad.
En la primera acusó su inocencia en las dos aéreas: en la rival le faltó voracidad -en los primeros 45 minutos no contabilizó ningún tiro a puerta- y en la propia contundencia para replicar a los continuos centros laterales del conjunto islandés, que a menudo fía su suerte al contraataque y a la estrategia.