MARACAIBO, VENEZUELA.- La Cámara de Comercio estima en 500 los negocios saqueados en todo el estado Zulia, siendo los mayores estragos en la capital Maracaibo.
“Tengo tres noches sin dormir, como mi local es de lo pocos que queda siguen merodeando para meterse. Aquí hubo mucha gente que quedó arruinada”, dice. Sus ojeras delatan cansancio.
Ramón Morales, un barbero de 44 años que trabaja en una de las zonas saqueadas, teme que la escasez de alimentos, sufrida con mayor énfasis hace tres años, vuelva a recrudecer.
“Mira cómo quemaron el abasto de los chinos”, dice al apuntar con su mano una estructura chamuscada por completo. ¿Qué vamos a comer?, se pregunta.
Los venezolanos de por sí ya padecían por los efectos de una desbocada hiperinflación. Con un salario mínimo apenas se compra poco más de dos kilos de carne.
Judith Palmar, una trabajadora doméstica de 41 años, viajó una hora desde Mara -en la Guajira venezolana- hasta la vecina Maracaibo para pedirle comida a sus “jefes”.
“Después de todo lo que pasó desde el viernes hasta hoy, todavía todo está cerrado, hay hambre, pero no deberían destruir las cosas, porque si las destruyen ¿a dónde vamos a llegar?”.