«Nuestro negocio es hacer arreglos en casas», aclara Alberto Ríos, gerente de la ferretería, que desde su creación en el 2004 ha pasado de tener cuatro empleados a 24 y de una oficina de 40 metros a una de 200; hoy atiende a unas 7.200 personas al año.
Los clientes son en su mayoría mujeres casadas mayores de 40 años que necesitan ayuda en la casa. «Mi marido es espectacular, pero en la casa no sirve casi que para nada», dijo Paula Betancur, una de sus clientas más fieles.
Sus servicios se anuncian en una página web y cuestan desde 20.000 hasta 130 millones de pesos,dependiendo de la magnitud del problema que quieran solucionar las amas de casas colombianas.
Por lo pronto, Ríos espera abrir sucursales en el Eje Cafetero y la Costa atlántica.