Katsav, de 65 años, enfrenta un mínimo de cuatro años en prisión por dos cargos de violación contra una de sus empleadas en 1998, cuando fungía como ministro de turismo en Israel. La Corte de Distrito de Tel Aviv también lo declaró culpable de otros casos menos graves por conducta indecente y acoso sexual que involucraban a otras dos mujeres que trabajaban para él después de que se convirtió en presidente en el 2000.
Katsav ha negado los cargos y argumenta ser la víctima de una cacería de brujas política. También ha señalado que fue atacado pues proviene de la comunidad sefardí de Israel. Los judíos sefardíes, de origen en Medio Oriente, fueron durante décadas una clase inferior en la sociedad israelí. Katsav nació en Irán y migró a Israel cuando era niño.
El veredicto termina con un proceso de cuatro años y medio que conmocionó a los israelíes tanto en sus detalles escalofriantes como en los giros que dio durante su desarrollo.
Katsav renunció al puesto en 2007, dos semanas antes de que terminara su periodo de siete años, como parte de una negociación de culpabilidad que le habría requerido admitir los cargos menores por abusos sexuales.
Fue reemplazado por el galardonado al premio Nobel de la Paz Shimon Peres.
En abril de 2009 Katsav rechazó el acuerdo de culpabilidad y dijo que quería limpiar su nombre en la corte. Por ese entonces realizó una conferencia de prensa en la que fustigó a los fiscales y negó cualquier acusación. Entonces mostró furioso y le gritó a los reporteros en la sala, por lo que fue muy criticado.
Katsav fungió como ministro en varios gobiernos de derecha del partido Likud antes de ser presidente. Aunque la presidencia de Israel es por lo general un puesto protocolario, el presidente es el jefe de estado y representa al país en las ceremonias alrededor del mundo.
Las acusaciones escandalizaron al país pues se retrataba al hombre, que se supone debería ser la guía moral de la nación, como un jefe abusador que sometió a sus empleadas.
Por ARON HELLER
Vía AP