El tratamiento contra el cáncer con dos importantes fármacos está a punto de ser mucho más barato en Europa cuando la copia del Rituxan, un fármaco contra la leucemia de Roche, llegue al mercado, seguido de un rival para su medicamento contra el cáncer de mama Herceptin.
Mientras los precios de los medicamentos contra el cáncer aumentan, la llegada de las primeras copias de fármacos biotecnológicos, denominados biosimilares porque se basan en células vivas, sitúa a los oncólogos europeos en la vanguardia de un cambio de tratamiento que podría reducir a la mitad los costos e incrementar el acceso de los pacientes.
El desarrollo de los biosimilares de Rituxan, también conocido como MabThera, y Herceptin han afrontado varios retrasos en el pasado.
Esta vez la mayor farmacéutica del mundo de productos contra el cáncer no puede escapar a la competencia. La aprobación del regulador europeo, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), está pendiente y la surcoreana Celltrion ha puesto en marcha los preparativos para el lanzamiento del biosimilar de Rituxan. «Esperamos que pronto esté disponible», dijo a Reuters Andrew Roberts de Napp Pharmaceuticals, que venderá el fármaco intravenoso en Reino Unido.
La EMA no comenta sobre aprobaciones futuras, pero en su web muestra que está evaluando a dos biosimilares de Rituxan y tres de Herceptin. Analistas de la industria creen que Mylan y su socio Biocon podrían obtener la luz verde para el primer biosimilar de Herceptin en Europa este año.
Hay mucho dinero en juego. Rituxan facturó 7.300 millones de dólares en todo el mundo el año pasado, mientras que Herceptin supuso 6.750 millones de dólares. Aunque se venden biosimilares de ambos en algunas zonas de Asia, Europa es el primer gran mercado único donde podrían comercializarse, ya que el lanzamiento en EEUU aún está algo lejos.
A los inversores les inquieta con qué rapidez los médicos confiarán en los nuevos fármacos, pero los expertos y proveedores de salud, preocupados por las finanzas del sistema de salud europeo, dicen que prevén adoptar estos medicamentos más baratos.
Los oncólogos creen que el ahorro creará un espacio financiero para una nueva ola de fármacos de inmunoterapia más caros que están revolucionando el tratamiento contra el cáncer, pero que pueden costar más de 100.000 dólares por paciente.
Dado que los fármacos biosimilares se realizan dentro de células vivas, es imposible realizar copias genéricas exactas, como sucede con los medicamentos tradicionales de síntesis química, por lo que los reguladores aprueban productos que son lo suficientemente «similares» en su efecto.