El dato concreto particular de este estudio es que estas experiencias alucinatorias se dan en personas que no sufren ningún trastorno mental.
El duelo por la muerte de un ser querido es una instancia de la vida de una persona absolutamente única e incomparable. Lo que sucede en el cuerpo y la mente de un individuo durante este período, sobre el que han trabajado distintas ciencias y casi todas las tradiciones desde tiempos inmemoriales, sobrepasa los acontecimientos de la vida ordinaria.
A tal punto esto es así que, según una reciente investigación científica, durante el proceso de duelo una persona puede hacer real a su fantasma: el estudio, realizado por científicos de la Universidad de Milán, en Italia, concluye que seis de cada diez personas han visto u oído a seres queridos después de su muerte, aunque muchos de ellos no lo cuenten por temor a ser considerados como enfermos mentales.
El dato concreto particular de este estudio es que estas experiencias alucinatorias se dan en personas que no sufren ningún trastorno mental.
Dado que la idea de “fantasmas”, en la percepción popular, puede recaer en un imaginario sobrenatural dando lugar a supersticiones que carecen de rigor científico, y que la noción de “alucinaciones” puede generar la carga negativa de una enfermedad dando lugar a intervenciones psiquiatrizantes, los especialistas en el tratamiento de este fenómeno prefieren hablar de “experiencias de presencia continua”.
Es decir, personas ya fallecidas que son percibidas por sus seres queridos de manera involuntaria y sin la intervención real de ninguno de los cinco sentidos.
Fuente: History