Este tercer día de Semana Santa, recordamos a Jesús de Nazareno, quien con su imponente figura, con túnica morada se dirige con una pesada cruz al lugar donde recibirá la muerte luego de la flagelación ordenada por el gobierno judío .
El Nazareno o Cristo Negro, como también se le conoce, es la imagen que más concentra feligreses en todo el país. Adultos y niños llevan túnicas moradas en cumplimiento de promesas a las procesiones y misas. Hay quienes llevan coronas de espinas verdaderas y caminan descalzos.
Surge al desanudarse una espantosa enfermedad, mejor conocida como la peste del vómito negro. Suplicando la ayuda de Dios, decidieron sacar en procesión a una gran figura de San Pablo El Ermitaño y asombrosamente finalizó la terrible plaga; tan agradecido estuvo el Cabildo y la localidad, que crearon al sur de la catedral una capilla en homenaje al santo. Lastimosamente, quedó en ruinas debido al terremoto del año 1641, y después reconstruida y reinaugurada cinco años más tarde.
Llega a la capital una figura de Jesús Nazareno en el año 1674, la misma simboliza a Cristo transportando una cruz, con un atuendo violeta camino a su cruel crucifixión, luego colocada en la antigua capilla y bendecida por Fray González de Acuña, hombre que ordenó y decretó que el día Miércoles Santo fuera ofrecido al milagroso Jesús Nazareno. Es una costumbre que los ciudadanos suelan visitar la capilla y hacerles peticiones al Nazareno, posteriormente pagan promesas de diversas formas al ser cumplidas sus súplicas; unos visten de violeta, otros llevan sus velas y hay quienes hasta cargan una cruz.
Cuenta la historia, que en el año 1696 se volvió a desarrollar una enfermedad que estaba destruyendo a los lugareños, nuevamente rezaron y pidieron a Dios por la detención de la plaga, además sacaron al Nazareno por los alrededores de la ciudad; al pasar por una calle, su cruz chocó contra un frondoso árbol y se desprendieron de él varios limones, los devotos recogieron los frutos como señal divina y prepararon limonada; finalmente obtuvieron un resultado que los alegró profundamente, la peste había acabado. Desde ese tiempo se le catalogó como la esquina de El Limonero del Señor. Luego el fervor y la devoción hacia El Nazareno de San Pablo aumentaron enormemente.
Se decidió construir un templo para que fuera el hogar de El Nazareno, el cual conocemos todos como la Basílica de Santa Teresa, donde hoy día es adorado El Nazareno y año tras año acuden miles de feligreses, especialmente durante la Semana Santa, el día Miércoles Santo.
El Carabobeño