Los consumidores se quejan de los altos precios de los alimentos, lo que les impide comer tres veces al día.
Afirman que no pueden ni comprar verduras para sazonar sus alimentos. Esperan que les vaya bien en el día para ir al mercado a comprar lo que su familia ingerirá. Sus cocinas permanecen vacías pese al gran gasto diario que efectúan.
Mantienen sus alacenas vacías en la espera de ingresos diarios para comprar comida, que en la mayoría de los casos solo consiguen en las mesas de los revendedores. El desasosiego invade a las familias que a medida que transcurren los meses van recortando cada vez más la lista de alimentos a los que pueden acceder mayoritariamente entre dos o una vez al día.
Rosa Wolmer, una señora de 60 años, plancha ropa para subsistir. Entre lo que gana al día por su labor más la pensión de su hermana pagan los alimentos de su familia de cinco personas. La mayoría de los días comen una sola vez cerca de las 11.00 de la mañana. Si el día va bien, pueden permitirse una cena de panes con mantequilla antes de irse a dormir.
“Cuando me va bien a mí pagamos dos mil, tres mil bolívares diarios en huevos, plátano, arepa, algo es algo, porque ni carne ni pollo podemos”, detalla. Por su precio, para su grupo familiar es impensable comprar productos de primera necesidad «bachaqueados» o formarse en las kilométricas colas apostadas en las afueras de los supermercados: “No hacemos arroz ni pasta, yo no puedo estar en esas colas, los policías no respetan que uno tenga la edad que tiene”.
Desde el inicio de este año no consume pollo, atún ni sardina. Hasta la compra de verduras para sazonar sus alimentos se ve cuesta arriba con su limitado ingreso. “Ahora uno sí está viendo bien el mal. Uno quisiera tener arroz, harina, por algo se empieza, pero no”.
Wilmer González, vendedor de vegetales del mercado Santa Rosalía, confirma que el caso de Wolmer no es el único. Desde febrero registra una merma en sus ventas de al menos 30 por ciento, prevé que el porcentaje repunte a 70 por ciento durante las vacaciones escolares. “Lo que más compra la gente es tomate, cebolla, zanahoria, papa porque es lo que más utilizan. La yuca ya no se está vendiendo como antes, pero se sigue vendiendo un poquito. Tiende a venderse un poquito más por el alto costo del plátano”.
Sonia Vásquez, comerciante, se vale del tubérculo para algunas cenas, cuando lo puede costear. “Ahorita en mi cocina no hay comida, si cuento con lo que tengo en la casa, no como”, afirma. Se ve obligada a esperar ingresos inmediatos en sus ventas y los de su esposo que sale todos los días “a buscar marañas”. Casi diariamente, su familia de cuatro personas se salta el desayuno, pues para adquirir las tres comidas del día, saca de su bolsillo entre 10 mil y 12 mil bolívares. La mayoría de las veces en su casa comen de almuerzo arroz o pasta con mortadela o huevo.