Cuba y Venezuela prevén poner en explotación en julio el cable de fibra óptica que multiplicará por 3.000 la capacidad de internet de la isla, tras concluir en dos semanas su fase de prueba, afirmó el ministro de Ciencia y Tecnología venezolano, Ricardo Menéndez. “La puesta en marcha del cable submarino (…) será a partir de julio”, dijo el ministro a periodistas venezolanos en La Habana, al confirmar que la “fase de prueba” del proyecto, valorado en 70 millones de dólares, concluirá “el próximo 23 de junio”. La entrada en operaciones del cable, cuyo tendido desde Venezuela concluyó en febrero, es uno de los proyectos conjuntos en telecomunicaciones que discuten en La Habana altos dirigentes y funcionarios de los dos países, en el marco de la visita que realiza el presidente Hugo Chávez. En declaraciones a la prensa venezolana previo al viaje de Chávez, el ministro de Comunicación, Andrés Izarra, dijo que “para Venezuela la democratización de la comunicación es un tema estratégico”, y que los proyectos con Cuba en ese sector cumplían con “los tiempos” acordados. El cable, con una vida útil de 25 años, permitirá a Cuba multiplicar por 3.000 su capacidad de conexión a internet, dando también mayor cobertura a sus comunicaciones telefónicas internacionales. El Gobierno sostiene que el embargo, vigente desde 1962, impide a Cuba usar los cables de fibra óptica que pasan cerca de sus costas, por lo que desde 1996 debió recurrir a la costosa conexión satelital y restringir el acceso a internet, reservándolo a centros académicos, a algunos profesionales y a extranjeros. Washington, opositores y críticos del gobierno comunista afirman que las restricciones a internet son ideológicas, con fines de censura y control de la información. En Cuba, con 11,2 millones de habitantes, no existe servicio particular de internet y sólo 1,6 millones tienen acceso a la red. Los cubanos pueden conectarse en cibercafés estatales, a 1,8 dólares la hora pero sin navegación libre por la red. En hoteles las tarjetas de internet cuestan 7 dólares la hora, inaccesible para muchos en un país donde el salario promedio es de 20 dólares.