Italia desarrolla una candidata a vacuna contra el coronavirus, que ha causado más de 21.000 muertos en el país, y la probará en humanos a finales de abril para que, si es un éxito, «se pueda distribuir a nivel mundial ya en 2021».
«Hemos finalizado las pruebas en laboratorio y ahora probaremos la (candidata a) vacuna en más de 500 personas sanas, voluntarias, de edades entre los 18 y los 55 años, para que si es un éxito se pueda distribuir a nivel mundial ya en 2021», explica el director general de la empresa italiana Irbm, Matteo Liguori.
Fundada en 2009 en la localidad de Pomezia (Lacio, centro), esta empresa, que opera en el sector de la biotecnología molecular, la ciencia biomédica y la química orgánica, es una de las más reconocidas del país y ya en 2014 trabajó en el lanzamiento de una vacuna contra el ébola.
Ahora, un equipo de científicos y técnicos de Irbm y de su subsidiaria Advent trabajan sin descanso para dar con un posible antídoto que sea capaz de vencer al COVID-19.
Acaban de finalizar las pruebas en laboratorio y se disponen a probar estas dosis en personas sanas para comprobar cómo reacciona su sistema inmunitario y su posible toxicidad.
Las pruebas en humanos se realizarán a partir de este mes en Reino Unido, en colaboración con el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford.
«Colaboramos con ellos desde hace diez años y ya desde el principio se decidió que estas pruebas se realizarían en Reino Unido y no en Italia», subraya.
Liguori explica cómo será el proceso: un equipo de científicos aislará la llamada proteína «spike», que es la llave que el virus necesita para entrar en la célula, «para replicar su material genético e insertarlo en un virus similar al de una gripe».
«Este virus con la proteina ‘spike’ se introducirá en el organismo humano para que se active el sistema inmunitario y se generen anticuerpos», detalla.
Más de 500 personas se han ofrecido voluntarias para someterse a estos ensayos clínicos. Todas son personas sanas, a las que se les hará una prueba para comprobar que no tienen anticuerpos previos, y serán aisladas en una zona específica, sin contacto con el resto del país.
Estarán controladas en todo momento por expertos, científicos y médicos, que observarán cómo reaccionan al fármaco y obtendrán datos para después elaborar informes sobre la respuesta de su organismo.
Si esta primera fase da buenos resultados, el director general de Irbm se plantea administrar las dosis en septiembre, todavía en fase experimental, a los sectores más expuestos, como profesionales sanitarios y fuerzas del orden, mientras que se seguirían practicando los últimos ensayos previos a ser reconocida por las autoridades médicas competentes.