Tras recibir varios golpes por parte de los manifestantes, el efectivo se refugió en ese local comercial mientras un sector de la manifestación insistía en el linchamiento: “Por culpa de uno de esos yo pagué cárcel“, decía uno de ellos”, pero los menos radicales lograron convencerlos de lo contrario, no sin que el tumulto produjera la destrucción de dos vidrieras y el intento de robo de algunos productos.
El GNB permaneció en el local una vez bajada la santamaría, y los manifestantes se dispersaron por la ulterior llegada de los cuerpos de seguridad.