La escuela de samba “Pérola Negra” abrió hoy los desfiles de Carnaval de Sao Paulo con un homenaje a las riquezas naturales del barrio de Vila Madalena, antiguamente cubierto por bosque tropical y habitado por indígenas.
Pero las carrozas tuvieron que sudar hasta conseguir inundar los 530 metros del Sambódromo de Anhembi, ya que un problema eléctrico oscureció la avenida de la samba antes siquiera de comenzar.
Un imprevisto del que muchos culparon a la fuerte lluvia veraniega que castigó durante la tarde a la capital paulista pero de la que consiguió librarse la noche carnavalesca.
Al fin retumbó el son de un “enredo” que exaltó a Vila Madalena, el barrio más bohemio de la mayor ciudad suramericana, tradicional centro de reunión de las comparsas callejerasque caldean el ambiente días antes de la llegada del Carnaval.
“En las calles la gente propaga alegría, la bohemia encuentra su santa casa, de puertas abiertas a la cultura, dando ritmo a la mezcla de arte popular”, retumbaba en los altavoces.
“Pérola Negra”, apodada “joya rara”, puso punto final a su presentación con esqueletos danzantes, metáforas de los “inquilinos” del Cementerio Sao Paulo, situado al lado de la sede del grupo.
Tras 56 minutos de fiesta y ya pasada la media noche, el espectáculo dio entrada a “Unidos da Vila Maria”, que desplegó otra apología a la naturaleza, esta vez, a Ilhabela, un turístico archipiélago del litoral paulista.
Los desfiles siguen hasta altas horas de la madrugada y todavía verán marchar a las escuelas “Águias de Ouro”, que rendirá tributo a las grandes mujeres de la historia, y “Rosas de Ouro”, que repasará la historia de los tatuajes.