Según, la agencia provincial encargada del control del flujo de los ríos, Manitoba Water Stewardship, la provincia más afectada es Manitoba, donde 866 personas han sido evacuadas de sus hogares. Declarando el estado de emergencia en 32 municipios y en 55 carreteras provinciales. Igual, en la cercana provincia de Saskatchewan, las autoridades han declarado el estado de emergencia en 15 comunidades, muchas de ellas reservas indias.
La capital de la provincia, Winnipeg, donde residen cerca de 700.000 personas, ha colocado barreras para evitar que las aguas del Río Rojo inunden la ciudad. Las autoridades decidieron desviar el 40 por ciento del flujo del río para reducir la presión sobre la ciudad y estiman que las aguas no crecerán más de 6.7 metros. Igual, el otro gran rio que la cruza el Assiniboine, mantiene en alerta a la población debido a sus niveles altos y se estima que la condición de contingencia se mantenga por seis a ocho semanas, debido a la gran cantidad de agua que aún no ha sido de drenada de la vecina provincia de Saskatchewan.
Con menos suerte corrió el pueblo de St. Lazare, en el oeste de Manitoba, donde un número significativo de casas han sido inundadas por las aguas del Río Qu’Appelle y el río Assiniboine, los diques de defensa no soportaron la gran carga y cedieron estrepitosamente. Para los lugareños, estas inundaciones han sido abrumadoras e indescriptibles: “No hay nada que podamos hacer, así que simplemente esperar lo mejor”, dijo Susan Chartier. ”Estamos en nuevos niveles, desconocidas para nosotros, así que va a ser un desafío”, informaba Martin Dupont, el alcalde de San Lázaro. La gente de la zona expresa que la inundación de 1995, que había sido la mayor hasta ahora, se queda disminuida, ante esta nueva y más agresiva inundación. Los residentes fueron obligados a trasladarse a tierras más seguras, en espera que los niveles puedan descender.