Las tormentas, que sólo en Pekín causaron 37 muertos, afectaron a 6,23 millones de personas y obligaron a evacuar a 567.000 personas, según los datos de diferentes provincias recopilados en las últimas horas por el ministerio y difundidos por la agencia oficial Xinhua.
Diecisiete de las 30 divisiones administrativas de China sufrieron daños personales o materiales por las lluvias, que causaron el derrumbe de 29.000 viviendas y daños en otras 55.000.
Pekín y la provincia que le rodea, Hebei (zonas poco acostumbradas a este tiempo extremo, más propio del sur de China) han sido las zonas más afectadas por las lluvias torrenciales e inundaciones, y todavía hay equipos de rescate trabajando en ellas para atender a los afectados y buscar a los desaparecidos.
En Pekín 25 personas perecieron ahogadas, seis tras derrumbarse su casa, cinco electrocutadas y una alcanzada por un rayo.
Las precipitaciones registradas el sábado en Pekín y alrededores duraron 20 horas y llegaron a acumular hasta 170 milímetros por metro cúbico de media, aunque en algunos puntos como el distrito suburbano de Fangshan (suroeste) alcanzaron los 460 milímetros.
Las lluvias, las peores en seis décadas en la capital, provocaron apagones en algunas partes de la urbe al inundar instalaciones de suministro de energía y causaron la cancelación de más de 500 vuelos que tenían previsto despegar el sábado desde el aeropuerto de Pekín, recoge Xinhua.
Ante los daños personales y materiales en aumento, la prensa estatal ha puesto de relieve la necesidad de una mejora del sistema de alcantarillado de la capital, cuyas condiciones están “muy por debajo” en comparación con las de otros países en desarrollo.
Los diarios oficiales “Global Times” y “China Daily” denunciaron en sus editoriales del fin de semana que la rápida construcción que vive la urbe china no va acompañada de la mejora de estas infraestructuras.